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La decisión del gobierno de Donald Trump de imponer aranceles a los productos de soja argentina en abril fue una bendición para Bob Morton.
Sin la competencia del gigante de la oleaginosa, Morton creó un plan para aumentar la capacidad de su planta de biodiésel en Rhode Island en más de 40 por ciento y contrató a 10 personas más.
Ahora, esos planes de expansión están en peligro después de que el gobierno sorprendiera a la industria local de biodiésel al anunciar una revisión de los aranceles luego de que Argentina introdujera cambios tributarios. Morton y otros productores estadounidenses esperan que Trump no tome en cuenta su larga amistad con el mandatario argentino, Mauricio Macri, a la hora de efectuar dicha revisión.
La relación se remonta hace tres décadas cuando Macri, en ese entonces de 24 años, fue enviado por su padre, magnate de la construcción, a negociar un acuerdo inmobiliario con Trump. Si bien la transacción nunca ocurrió, los dos se mantuvieron en contacto a través de los años, jugaron ocasionalmente al golf y al visitar Argentina, Trump se quedaba en la casa de Macri.
La relación se tornó agria luego de que Macri respaldara a Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de 2016. Tuvieron que reestablecer lazos cuando Trump asumió la presidencia, aunque eso no tomó mucho tiempo ya que Trump evitó la tradición de reunirse con los líderes de México y Brasil antes que con sus vecinos latinoamericanos al recibir a Macri en la Casa Blanca en abril de 2017.
“Es posible que la relación Trump-Macri influya en lo que suceda con el biodiésel”, comentó por teléfono desde Buenos Aires Marcelo Elizondo, director de la consultora de comercio internacional Desarrollo de Negocios Internacionales. “En un gobierno como el de Donald Trump, sus consideraciones personales son una gran influencia y suelen desplazar a las instituciones”.
Elizondo precisó que las preferencias de Trump y el Departamento de Comercio no son los únicos factores en juego, dado el poder del lobby de la industria del biodiésel en Washington.
La decisión de reconsiderar los aranceles a las importaciones de Argentina podría considerarse bien fundada luego de que el país elevara un impuesto a la exportación de biodiésel, ahora solo tres puntos porcentuales menor que el del aceite de soja. Cuando los primeros gravámenes preliminares entraron en vigor en septiembre de 2017, la diferencia era mucho mayor, alrededor del 27 por ciento.
Las exportaciones de biodiésel argentino a EE.UU. sumaban más de US$1.000 millones al año antes de que las medidas antidumping y antisubsidios lo excluyeran del mercado.
Restaurar el acceso al mercado estadounidense podría ayudar a la balanza comercial de Argentina, lo que a su vez contribuiría a reducir un déficit de cuenta corriente, indicador clave para los inversores, que asciende a una cifra negativa de US$7.600 millones.
Macri necesita que vuelva la confianza después de que el peso perdiera la mitad de su valor y los bonos se hundieran en 2018 debido a la preocupación por el déficit fiscal. Recurrió al Fondo Monetario Internacional para obtener una línea de crédito histórica de US$56.000 millones y se comprometió a equilibrar el presupuesto. Mientras la devaluación llevó a un aumento de la inflación, el debilitamiento de la moneda ahora está empezando a estimular las exportaciones.
Por Mario Parker y Jonathan Gilbert con la colaboración de Charlie Devereux y Justin Sink.
FUENTE: BLOOMBERG LATAM