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Un análisis realizado por el INTA y la Cámara Argentina de Biocombustibles asegura que el biodiésel de nuestro país es más sustentable y limpio que el estándar europeo. Las claves de la forma de producción.
Argentina puede certificar que casi el 100% del biocombustible exportado a la Unión Europea es sustentable.
Las negociaciones sobre el cambio climático y las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera ocupan un lugar cada vez más relevante en el escenario internacional. Los biocombustibles son una de las alternativas inmediatas y la Argentina es uno de sus mayores productores a nivel global.
A partir de un estudio realizado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), la Argentina puede certificar que casi el 100% del biocombustible exportado a la Unión Europea es sustentable, debido a que el biodiésel emite un 70% menos de dióxido de carbono, comparado con los valores de referencia que establece la normativa del Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea.
Muchas veces es difícil de dimensionar cuál es el impacto real de una producción agroindustrial sustentable. Sin embargo, Jorge Hilbert, referente de biocombustibles del INTA, fue claro y contundente: «Desde el 2008, la producción total de biodiésel ahorró el equivalente a lo que emiten cinco millones de argentinos en un año».
Actualmente, las energías renovables o verdes, constituyen la industria con mayor crecimiento del mundo, con una tasa media del 64% para los últimos cinco años y en Latinoamérica, ese porcentaje asciende a 145 durante el mismo período. Para Hilbert, esto representa una gran oportunidad para el país y afirmó: «De hecho, la Argentina se encuentra entre los principales productores y exportadores de biocombustibles y pudo consolidarse como productor y exportador de biodiésel».
En este contexto, resulta interesante refrescar el concepto. El biodiésel es un combustible renovable que se produce a partir de diversos aceites vegetales y grasas animales. En el territorio argentino se genera a partir de la soja.
El proceso es el siguiente: el poroto de soja se muele (crushing) y de allí, se extrae harina de soja y aceite de soja. Luego, el aceite de soja es mezclado con metanol entre otros insumos, y de esto surge el biodiésel que se combina con gasoil, y se utiliza para mover los vehículos.
El aporte de la siembra directa
El tipo de agricultura que se fomenta en el país marca la diferencia en el mercado mundial de biocombustibles.
Ante los resultados brindados por el estudio, el presidente del INTA, Juan Balbín destacó: «Este trabajo nos permite poner en valor el sistema de producción agrícola que utilizamos en la Argentina, basado en la implementación de la siembra directa».
De los tres grandes productores y exportadores de soja, la Argentina tiene un perfil claramente exportador, ya que las ventas externas de los productos del complejo sojero equivalen al 84% de la producción de la soja, mientras que en Brasil llegan al 69% y en Estados Unidos al 59%.
En este sentido, el potencial de esa cadena de valor encuentra en el mercado internacional una oportunidad incomparable. Y, al respecto, resaltan que el tipo de agricultura que se fomenta en el país es, quizás, lo que marca la diferencia en el mercado mundial de biocombustibles.
«El estudio permite comprobar que nuestro sistema de producción es eficiente en la reducción de emisiones, y consideró que esto puede ser un disparador para acceder a mercados más chicos y que poseen otras características como Canadá», remarcó, Víctor Castro, director ejecutivo de Carbio.
En sintonía con Balbín, coincidió en que una de las principales ventajas del sistema de producción argentino es la siembra directa, y subrayó que permite un ahorro de hasta el 40% en el uso de combustible y reduce la cantidad de labores en el suelo.
Marcando la diferencia
Según informó el INTA, las emisiones totales de cada país son calculadas mediante una metodología pre acordada llamada «Directrices para los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero», que permite una cuantificación del total emitido, así como detectar los sectores con mayor impacto dentro de la economía.
El estudio realizado por Carbio y el INTA, incluyó un análisis sobre la composición de las emisiones totales del biodiésel. Al respecto, Hilbert precisó: «Encontramos que el 48% corresponde a la industria, 40% a la parte agrícola y 12% al transporte».
En el país, el 91% de los granos producidos se mueve en camiones, el 8% por ferrocarril y el 1% en barcaza. No obstante, Hilbert advirtió que al compararlo con otros países productores, los porcentajes difieren sustancialmente y ejemplificó: «En Estados Unidos, el 60% del movimiento es fluvial y en Brasil la participación del ferrocarril es de aproximadamente, el 30%».
FUENTE: INFOBAE