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Las empresas que abastecen al mercado interno piden aumentar y garantizar el corte de combustibles fósiles.
Las pymes del biodiésel se desarrollaron a partir de la ley de promoción de los biocombustibles dictada por el kirchnerismo.
Pese al gran potencial de crecimiento y a la promoción de algunos gobiernos, empresas y organismos como la Bolsa de Comercio de Rosario para incrementar el consumo interno de biodiesel, preocupa a las pequeñas y medianas empresas productoras la falta de previsibilidad y seguridad jurídica que ofrece el contexto político, teniendo en cuenta que en 2021 vence el plazo para el corte de los combustibles fósiles con biocombustibles.
Además de reglas claras, y de garantizar una «competencia leal» fundamentalmente frente a las petroleras, el sector de pequeños y medianos productores de biocombustibles demanda una regulación de precios acorde a los costos reales de producción que permita proyectar márgenes de rentabilidad razonables, entre otros requerimientos.
Impulsada desde el Estado, la industria del biodiésel se gestó durante la presidencia de Néstor Kirchner a partir de la ley 26.093, y dio lugar a la creación de pymes productoras que se distribuyeron mayoritariamente a lo largo y a lo ancho de todo el territorio santafesino, donde se produce el 80% del volumen de biocombustible. También hay pequeñas y medianas plantas en Buenos Aires, Entre Ríos, San luis, La Pampa y Neuquén.
El sector pyme biodiésel se compone por compañías no integradas, financiadas principalmente con el aporte de sus accionistas, que destinan el 100% de su capacidad de producción al mercado interno, e incluso algunas plantas están instaladas en localidades donde nunca hubo industrias.
Tal como se propuso desde la sanción de la ley, estas industrias representan un envión para las economías regionales porque promueven el desarrollo de otros sectores y subindustrias como pequeñas aceiteras a prensa, metal mecánicas, de logística y tecnología, entre otras, creando oportunidades de empleo calificado. Además, incentivan la transferencia tecnológica y representan un avance en la industrialización de la ruralidad.
El negocio, regulado por el Estado, requiere de éste «una política direccionada para promover el sector y la industria desarrollando las economías regionales. Para ello, la industria requiere previsibilidad y seguridad jurídica», sostiene la Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biocombustibles (Cepreb).
«El biodiésel es mucho más que una mezcla para gasoil: tiene potencial a futuro y genera mercados alternativos con nichos en el autoconsumo, la generación eléctrica, el sector agropecuario, minería y transporte público», agregó el organismo, creado en 2012 y que hoy tiene 26 miembros que son pymes transformadoras de aceite vegetal en biodiésel.
Asimismo, la cámara plantea que el sector necesita reglas claras, una actualización periódica y regular de los precios de venta en el mercado interno acordes a los costos reales de producción, que permitan proyectar márgenes de rentabilidad razonables.
Expansión
La industria de la producción de biodiesel para el mercado interno requiere, para crecer, un incremento del corte obligatorio (hoy del 10% para el gasoil en el circuito de estaciones de servicio), además de medidas necesarias para la apertura de nuevos nichos de mercado; que se favorezca la competitividad del biocombustible (eliminación de derechos de exportación), una igualdad de trato para todos los jugadores de la industria de la energía y competencia leal con combustibles fósiles», añadió el organismo.
«El rubro tiene mucho futuro, tenemos una responsabilidad para con nuestros conciudadanos y nuestras industrias. Vamos a seguir evolucionando en esta rama por más competencia que tengamos, en muchos casos desleal», señaló Federico Pucciariello, miembro de la comisión directiva de Cepreb, en alusión a las trabas que denuncia el sector tanto de parte de petroleras como de automotrices.
«Estamos convencidos que lo que estamos haciendo tiene triple impacto, y que es lo que buscamos: social en primer lugar, ambiental en segundo, y económico en tercero. En ese orden creemos que el petróleo no lo puede hacer, nunca, y ahí es donde tenemos nuestro fuerte, donde vamos a defendernos», enfatizó el empresario, presidente de AlbardonBio, que produce biodiésel convencional como destilado y a partir de aceites usados, en su planta de Puerto General San Martín,
Lo urgente
El ex rugbier Pucciariello planteó que en el horizonte de crecimiento la mayor preocupación pasa por «la ley que establece el corte obligatorio y que va a vencer en 2021: eso, para una industria, es mañana. Entonces estamos buscando de alguna forma ver cómo esto no dependa de una norma y que sea algo general. El petróleo nunca precisó una ley para destruir el planeta y sin embargo lo hizo. No puede ser que para hacer el bien se necesite de una ley y para hacer el mal no. Ese es el concepto», afirmó.
El empresario apeló en este sentido a la concientización, que desde ya vislumbra en las legislaturas por su creciente y buena disposición a la escucha, aunque no desde las petroleras.
«Al enfrentarnos a algo tan poderoso y tan antiguo como las petroleras, creo que necesitamos que tomen conciencia y que no nos vean como un enemigo sino como un complemento. Eso es algo que ya está sucediendo en muchos países, y un gobierno con una clara política energética en cuanto a biocombustibles no puede tener una política de este tipo que sólo dure 8 años. Europa la acaba de renovar hasta 2030 y ya existe lo que se llama el club del 2050, mientras nosotros estamos hablando de un vencimiento a 2021», renegó Pucciariello.
«Lo que se necesita acá es un poco de previsibilidad, por más lobby que tengan las petroleras y las automotrices», a las que también acusa de frenar el avance de los biocombustibles. «De hecho, hoy en el país estamos intentando imponer vehículos eléctricos, algo que hasta hace dos meses estaba prohibido. Argentina y sobre todo Santa Fe tendría que ser más explotado con políticas clarísimas del gobierno hacia dónde vamos y de cara a 2030, 2050 y no 2021», enfatizó el presidente de AlbardonBio y dueño de Rosario Bioenergy, la planta productora de biodiésel ubicada en el área industrial de Roldán.
En el mercado interno hay muestras de buena voluntad y un exponente se dio en Rosario, que incorporó como prueba piloto un corte del 25% de biocombustible en 400 unidades de transporte público. Ello «va a disparar seguramente un efecto multiplicador», consideraron los empresarios, en alusión a la iniciativa tomada en Capital Federal, donde antes de fin de año la línea de colectivos 132 comenzará a utilizar biodiésel puro en algunas unidades. En tanto, empresas como la cervecera Quilmes comenzó a usar un corte del 60% del biocombustible en sus camiones de distribución.
También la Bolsa rosarina sugirió que se eleve el 50% _del 10 al 15%_ el corte obligatorio del gasoil con biodiésel, para aprovechar la capacidad ociosa de la industria que elabora ese combustible renovable y pidió al gobierno que analice medidas para fomentar la utilización de biodiésel en otros rubros mayoristas, como la generación eléctrica, la maquinaria agrícola y el transporte.
Visión ambiental
En materia de cuidado ambiental, «está demostrado por el Conicet que volcar al mercado una tonelada de biodiésel genera un ahorro del 80% de la emisión de gas de efecto invernadero respecto de la misma unidad de medida de gasoil».
Acotando datos ambientales a la producción total de los miembros de Cepreb durante 2016, que fue de 806.305 toneladas de biodiésel, se calcula que durante ese año se evitó emitir al aire 905.486 toneladas de dióxido de carbono, lo que se equipara a las emisiones de 312.314 vehículos en un año, según la cámara.
También en términos de sustentabilidad, Pucciariello remarcó que desde las pymes productoras de biodiesel «somos los primeros asérrimos defensores del suelo», que se está deteriorando de una manera alarmante (a raíz de la actividad agrícola intensiva).
«Es imperiosa una nueva ley agraria mucho más justa, más equilibrada, buscando un equilibrio donde el ser humano no pueda cometer el daño que está cometiendo y esa es una potestad que tienen las provincias», remató. Por último, el presidente de AlbardonBio auguró que «el petróleo se va a terminar porque el ser humano no puede seguir quemando fósil como único modo de generar energía. Es inviable», remató.
Precios actualizados y justos
Dentro de las «reglas claras que demanda al gobierno el sector pyme productor de biodiésel, se impone una actualización periódica y regular de los precios de venta en el mercado interno, y que éstos sean acordes a los costos reales de producción, que permitan proyectar márgenes de rentabilidad razonables.
«Hoy el biodiesel es un 20% más barato por el precio actual del barril del petróleo que supera los 65 dólares. Además, lo que nosotros volcamos al mercado interno redunda en una no importación de gasoil. En 2016, ello significó un ahorro de 264 millones de dólares», apuntaron los empresarios Federico Pucciariello y Juan Facciano, desde la Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biocombustibles.
Además, destacaron que «a diferencia del petróleo, a nosotros no nos subsidia nadie. Pagamos el 100% de impuestos, la materia prima y de hecho nuestro producto en dólares bajó el 10% en los últimos dos meses», destacaron.
Los empresarios remarcan como un logro desde el sector pyme del biodiésel que «las petroleras dejaran de agregar al biocombustible como factor de aumento de las naftas junto a la suba del dólar y del petróleo. Se hizo toda una campaña para explicar que hoy agregar biodiesel al gasoil en realidad abarata el precio del litro final», remarcaron.
«Nos han mentido durante años: la industria más subsidiada y más regulada del mundo es la petrolera. Si la Opep, desde una mesa, decide cuántos barriles de petróleo va a bombear para fijar un precio internacional ¿De qué mercado libre están hablando?», increpó Pucciariello. «Si a eso sumamos que el 80% de los pozos petroleros están bajo conflicto militar y los ejércitos no los pagan las petroleras sino nuestros impuestos, y eso equivale al 5% del PBI mundial, entonces el barril debería costar 213 dólares y no 80», analizó.
Competir con desventaja
La industria del biodiésel está claramente dividida en dos franjas. Las grandes empresas sólo pueden exportar y no pueden intervenir en el mercado interno y las pymes sólo pueden intervenir en el mercado interno y no se ven afectadas directamente por los problemas de exportación. «No obstante, entendemos que si las grandes se quedan sin mercado, rápidamente empiezan a mirar para adentro, lo cual no es simpático para nosotros y para eso tenemos el régimen legal que nos protege», explicaron los titulares de AlbardonBio, Federico Pucciariello y Juan Facciano, ambos miembros directivos de la Cámara de Empresas Pymes Regionales Elaboradoras de Biocombustibles.
Facciano explicó que la ley 26.093 que establece el régimen de regulación y promoción para la producción y uso sustentable de biocombustibles, también dio lugar al el régimen para la utilización del bioetanol, que se hace con caña de azúcar o maíz, y que se usa para cortar la nafta. «Cuando uno va a una estación de servicio y carga un litro de nafta, está cargando un corte que tiene el 12% de bioetanol. Y el gasoil se corta con 10% biodiesel de aceite de soja».
Además de plantear la necesidad de establecer un mayor porcentaje de corte con biocombustibles no sólo por el crecimiento del sector sino por los beneficios económicos y ecológicos que reporta, los empresarios reniegan de la falta de libertad de elección a la hora de ir al surtidor.
«Hay países que permiten las bioestaciones de servicio, mientras que acá no te dan opciones. Las estaciones te despachan lo que quieren, al valor que quieren y como quieren. Uno no puede ir y decir ‘quiero tanto de biodiésel, tanto de etanol de caña, de maíz, de lo que sea», renegó Pucciariello.
Como anécdota a colación del lobby petrolero local, que su empresa presentó formalmente un proyecto para que OIL Combustibles –que quebró en mayo pasado por una deuda con Afip y que será operada por YPF–, «se transformara en la primera biorefinería de Latinoamérica», algo que no trascendió al menos mediáticamente.
«Hoy las petroleras del mundo están transformando viejas refinerías en biorefinerías: usan el aceite de soja en lugar de crudo, cortan la cadena del carbono con hidrógeno y se obtiene el mismo producto final, sin usar petróleo», señaló el empresario, y lamentó que no se haya siquiera contemplado la propuesta. «La tranformación de OIL hubiese sido un ejemplo, y hubiese durado cien años más», acotó.
«Somos el jamón del sandwich. Tenemos a las aceiteras compitiendo con nosotros y después a las petroleras: Dreyfus de un lado, e YPF del otro. El Estado me tiene que dar un ring donde yo pueda pelear con uno de mi tamaño. Sabemos que estamos peleando contra gigantes», afirmó Pucciariello y consideró que la solución es que las petroleras «sean parte sí o sí de la logística de esto, no se pueden quedar fuera del negocio por el poder de lobby que tienen. Nuestra idea no es competir con ellas».
Es que «si el biodiésel crece, perjudicamos a las petroleras, puntualmente a YPF, porque tiene el 70% del mercado nacional y el gobierno es 130% petrolero, desde el momento en que tuvo a (el ex ministro de Energía, Juan José) Aranguren a la cabeza», criticó Facciano.
De todas maneras, el empresario consideró que en la lucha por hacer valer los reclamos del sector «vamos a tener cierto apoyo de las provincias, fundamente de Santa Fe, y porque hay un interés creciente en los legisladores en informarse sobre sus beneficios y son cada vez más en las reuniones que mantenemos», observó.
Por Lizi Domínguez / La Capital
FUENTE: DIARIO LA CAPITAL/ROSARIO