Biocombustibles, la ley dispone su instrumentación en enero próximo.
El objetivo es la reactivación de muchas fábricas, paralizadas por la recesión mundial
Muchas fábricas se instalaron pensando en la exportación.
El Gobierno analiza la posibilidad de adelantar para este año el uso del corte obligatorio del gasoil con biodiésel, previsto originalmente por la ley 26.093 para enero de 2010.
Según pudo saber LA NACION, el Ministerio de Planificación Federal, que conduce Julio De Vido, empezó a negociar la medida con la industria del biodiésel y empresas petroleras para que la medida se implemente, aunque sea parcialmente.
Si bien la ley fijó un corte inicial del 5%, de comenzar a aplicarse este mismo año, podría comenzar con un porcentaje menor.
A las conversaciones también se sumaron empresas del sector automotor, por la calidad de este producto que se utilizará en los vehículos.
El principal motivo que llevó al Gobierno a evaluar el adelanto del corte con el biocombustible es la inactividad que tienen muchas fábricas, la mayoría posicionadas como exportadoras, a raíz de la crisis financiera internacional. Una fuente del sector lo explicó con estas palabras: «La recesión mundial redujo la demanda de diésel y, al mismo tiempo, el menor precio del petróleo y sus derivados quitó competitividad al biodiésel».
Pero, además, la persistencia de un subsidio de unos 300 dólares la tonelada que tienen las exportaciones del biodiésel norteamericano de soja con destino a Europa también ha repercutido en los precios.
Amparadas en una compensación oficial, hasta el año pasado las petroleras estadounidenses importaban, además, biodiésel de Malasia, Brasil y de la Argentina, y le agregaban diésel para vender su producto a Europa. Por un cambio de reglas, ahora no reciben ese beneficio para el biodiésel importado, y sí para el producido en los EE.UU.
Arancel
En el Viejo Continente ya se analiza el establecimiento de algún arancel extraordinario a las importaciones del biocombustible estadounidense.
En la Argentina, la industria debe pagar derechos de exportación del 20%, tras haber sido aumentados desde el 5% a mediados de 2008.
Con inversiones millonarias en marcha, algunas de las plantas habrían comenzado a frenar sus proyectos, según trascendió, mientras hoy están con capacidad ociosa.
«La industria está parada y ante la capacidad ociosa se intenta lograr un acuerdo para que el corte se pueda efectuar, aunque sea parcial, durante el año», explicó un operador del sector. «La crisis hace que algunas exportadoras vean el mercado interno como una oportunidad y se lo hicieron saber al Gobierno», agregó.
El volumen que se podría colocar en el mercado interno oscilaría entre 700.000 y 800.000 toneladas. En el mercado hay serias dudas de que se puedan superar las 760.000 toneladas de biodiésel que se exportaron durante el año pasado.
Inactividad y crisis
Desde el Gobierno trascendió que el Ministerio de Planificación Federal aceptó analizar el cambio en la normativa preocupado por el impacto en el empleo, ya que se trata de un sector que hoy representa unos 5000 puestos de trabajo directos e indirectos. «Una industria parada tarde o temprano comenzará a despedir gente. Hoy, el parate de la industria paraliza proyectos, o sea, plantas que no se construyen con el correspondiente impacto en la construcción», apuntó un empresario.
A diferencia de lo que se está negociando para el biodiésel, el corte de etanol -que se puede producir a partir de caña de azúcar o de maíz- con nafta no se adelantaría. La poderosa industria azucarera con asiento en Tucumán ya se comprometió a ofrecer un importante volumen en 2010, cuando comience la normativa.
Según trascendió, en las negociaciones el Gobierno dijo que operativamente el corte con biodiésel se podría implementar más rápido en el Norte, Mesopotamia y Cuyo antes que en la pampa húmeda, donde está el 75% del consumo de gasoil. Con combustibles más caros en el interior, el Gobierno buscaría, primero, evaluar el impacto en el precio en esas regiones.
Para que se agilice el corte, las petroleras deberían concretar inversiones y el Gobierno establecer normas complementarias sobre precio, calidad y cupo, como hizo con el etanol, y ofrecer seguridad jurídica para la oferta interna, sobre todo considerando que gran parte de las fábricas se instalaron pensando en la exportación.
Fernando Bertello
Fuente: La Nación