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Desde CEPREB, que nuclea a más de 25 plantas que abastecen a petroleras para que realicen el corte con gasoil, advierten que la fórmula que regula el precio está calculada en base al dólar de abril, de $20,5. Al ser todas pequeñas y medianas empresas, aseguran que no cuentan con espalda financiera.
Cuando el dólar se mueve en la Argentina, cambia el terreno de juego para todos los sectores productores de bienes y servicios.
De la mano de un billete verde que acaba de sacudir a la City, los ganadores y perdedores en la economía se multiplican.
Una lectura sobre la competitividad cambiaria muestra que la acelerada que experimentó la divisa estadounidense –que avanzó un 30% en lo que va del año- mejoró notablemente la ecuación para los exportadores.
Si se considera la canasta de monedas de los principales socios con los que comercializa la Argentina, entonces el tipo de cambio real alcanzó el mejor nivel en 25 meses.
Sin embargo, para empresas que operan exclusivamente en el mercado interno, la devaluación les significó un serio cambio de las reglas de juego.
Esto es lo que está sucediendo, en estos momentos, con el sector que nuclea a los pequeños y medianos productores de biodiésel que se destina a realizar el corte en un 10% con gasoil.
Son poco más de 25 Pymes que están amparadas en la Ley 26.093 y que operan en diferentes provincias, como Santiago del Estero, Entre Ríos, San Luis, Neuquén, Santa Fe, La Pampa y Buenos Aires, generando en esas economías regionales un importante «efecto derrame».
Según advierten a iProfesional desde la Cámara Argentina de Empresas Regionales Elaboradoras de Biocombustible (CEPREB), estas Pymes están «en una situación muy delicada y sufriendo una crisis por el salto del dólar».
El problema que afecta a las plantas que abastecen con este biocombustible derivado de la soja es que la actividad se maneja con un precio regulado.
Dicho precio se establece mediante una fórmula muy precisa y que tiene en cuenta diversas variables que conforman la estructura de costos-.
El motivo de la súbita crisis que sacude al sector es que el valor que reciben las Pymes por cada tonelada que producen y que entregan a las petroleras para que hagan el corte final, se publica a fines de cada mes y es el mismo que se mantiene constante durante los siguientes 30 días.
Así las cosas, los productores de biodiesel vienen trabajando durante todo mayo en base al precio publicado a fines de abril, cuando el dólar rondaba los $20,50.
«La fórmula con la que trabajamos se aplica a partir de la variación de nuestros costos, como es el valor del aceite de soja, que explica más del 80% del total. Pero también suma insumos como metanol o metilato, y también la energía eléctrica, entre otros ítems», detallan fuentes de CEPREB.
«El inconveniente que tenemos es que se fijan los precios en función del mes anterior. Esto significa que ahora en mayo estamos trabajando en base a un dólar cercano a los $20, cuando ahora está cerca de los $25. Este desfasaje provocó que estemos trabajando totalmente a pérdida», agregan.
El experto agrega un detalle no menor: la producción de biodiésel que se destina al mercado interno es generada por Pymes que no elaboran el aceite de soja, el principal insumo. Sino que estas empresas son las que transforman esta materia prima en un combustible amigable con el medioambiente.
«Esto nos quita muchísimo margen de maniobra. Por eso, cuando se producen saltos tan abruptos del tipo de cambio, sufrimos por el impacto de los mayores costos», alertan desde la entidad.
«Nuestro drama es que el 100% de los productores son pequeños y medianos. Es decir que no contamos con espalda financiera para absorber todas estas pérdidas», recalcan.
Para ponerlo en perspectiva, el valor que reciben estas empresas por cada tonelada que generan es, durante todo mayo, de $18.300.
A un tipo de cambio de $20,50, esto equivaldría a un precio de u$s892. Sin embargo, al dólar actual, esto representa unos u$s735.
«Es decir que estamos unos u$s160 por debajo. Esto implica que cada día que trabaja cada una de estas plantas, lo hace totalmente a pérdida. Estamos al rojo vivo», plantean con crudeza desde CEPREB.
Frente a este cuadro difícil, las fuentes aseguran que las empresas «tratan de aguantar y seguir operando porque el objetivo es cumplir con los compromisos. Pero el sector claramente está quedando en una situación financiera muy comprometida».
Los expertos consideran que en junio sí o sí se deberá solucionar esto, cuando el precio por tonelada de biodiésel se fije finalmente en función del tipo de cambio de mayo.
«Esperamos y confiamos en que sea una situación coyuntural y que el sector pueda volver a trabajar con normalidad, porque somos unas 25 plantas regionales, diseminadas por todo el interior del país y que operamos en ciudades pequeñas, de no más de 7.000 habitantes. El efecto derrame de nuestra actividad es fundamental para cada una de esas localidades», añaden.
Frente a este sacudón financiero que sufre el sector del biodiésel advierten que será clave, a futuro, contemplar alternativas para que la fórmula que fija el precio pueda actualizarse lo más rápidamente posible y así evitar que toda esta industria pase a operar en terreno negativo, tal como sucede hoy en día.
Sector clave
Desde CEPREB destacan que la producción de «bio» no sólo dinamiza la economía del interior del país, sino que también «contribuye reducir los gases de efecto invernadero en beneficio del medio ambiente».
En 2017, por ejemplo, se estima que se evitó la emisión de más de 800.000 toneladas de dióxido de carbono.
También el corte en un 10% fue beneficioso dado que permitió un ahorro anual de divisas de u$s265 millones de dólares, ya que por cada tonelada de biodiesel producido se evita importar 1 tonelada de gasoil.
Los expertos señalan además que el biodiésel complementa y da más valor a la cadena sojera.
Esto es así ya que, para generar biodiesel a partir de la soja, se utiliza una pequeña fracción del poroto, que es el aceite resultante.
Dependiendo del método de extracción, de cada tonelada de soja se extrae tan sólo entre un 12% y un 18% de aceite, que es el principal insumo que utilizan las plantas para elaborar este biocombustible.
Más del 80% restante que queda es harina. Es decir, un alimento de altísimo contenido proteico, que sirve tanto como alimento de manera directa, como indirecta, convirtiendo ese derivado en proteína animal.
Por eso, desde CEPREB plantean que, cuanta más energía a partir de los granos se produzca y se consuma, más alimento se estará generando en la Argentina y más se estará contribuyendo en el cuidado del medioambiente.
El riesgo ahora es que toda esta cadena que genera valor agregado, sustituye importaciones y permite bajar la emisión de gases de efecto invernadero, no pueda hacer frente a la crisis financiera que está generando el salto del dólar.
FUENTE: INFOBAE