industria del biodiesel en crisis

Las pujas que desata el biodiésel

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Una negociación de imprevisibles resultados con Estados Unidos quiere llevar adelante el gobierno argentino para morigerar el impacto del aumento de aranceles al biodiésel argentino bajo la acusación de promover prácticas desleales al comercio.

El objetivo de máxima es lograr un «acuerdo de suspensión» hasta que las partes del sector privado de ambos países determinen un cupo anual de exportaciones. Parece difícil de lograr porque la entidad norteamericana que impulsó el reclamo, la Junta Nacional de Biodiésel (NBB, en sus siglas en inglés), celebró la decisión del Departamento de Comercio de su país y le dio los argumentos para que se determinaran aranceles provisorios promedio de 57% para el producto argentino.

En la visión del mundo que tiene la administración Trump los reclamos de la NBB tienen mayor peso que los importadores o los propios usuarios del biodiésel argentino en los EE.UU. «Es una victoria para la industria norteamericana y la creación de empleos», dijo el CEO de la empresa Renewable Energy Group (REG), según consignó el sitio biofueldigest.com. En cambio, los consumidores expresaron su preocupación por la medida.

«Van a aumentar los precios del combustible en Estados Unidos al no poder importar», sostuvo David Fialkov, vicepresidente de la Asociación Nacional de Transportistas (Natso, en sus siglas en inglés), citado por el mismo portal. Esta entidad, que agrupa a las empresas de logística, es una de las que pujan para que los créditos fiscales que otorga el gobierno norteamericano a los mezcladores de biodiésel (blenders) desde 2005 se mantengan para ellos y no en favor de la industria local. Ésa es la puja que está detrás de la sanción a la Argentina y a Indonesia y en la que la administración Trump tomó partido por los industriales.

En ese contexto, la negociación que intenta encarar el gobierno argentino se enfrenta con un cronograma preciso del Departamento de Comercio de EE.UU., que pretende establecer los aranceles transitorios en definitivos a fin de año.

La alternativa más inmediata que podría comenzar a mitigar el impacto negativo de la medida norteamericana es que la Comisión Europea (CE) vote el 7 de este mes el nuevo nivel de aranceles para permitir el reingreso del biodiésel argentino tras la sanción que le impuso en 2013. Debía aprobarlo en agosto pasado, pero la CE le comunicó a la Organización Mundial de Comercio (OMC) que necesitaba más tiempo para calcular el nuevo esquema arancelario. Para los especialistas que asesoran a la Cámara Argentina de la Industria de Biocombustibles (Carbio) no debería superar el diez por ciento. «Una cifra más alta nos quita del mercado», explicó un experto. Antes de la traba el arancel estaba en 4,5 por ciento. La Unión Europea, por ahora, sigue cerrada.

La otra vía para aliviar el daño es aumentar el porcentaje de corte con biodiésel en el mercado interno, que está en 10% y lo quieren llevar a 12 por ciento. Es una de las propuestas que analizó esta semana el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, con el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile. Ambos se mostraron preocupados por el impacto que tendrá la medida en la industria oleaginosa ya que el 80% está radicada en Santa Fe. De esa reunión, surgió la idea de crear una Mesa de Biocombustible. Quieren que se siente en ella algún funcionario del Ministerio de Energía. Allí el Gobierno deberá definir si verdaderamente está preocupado por el biodiésel o lo ve simplemente como un problema fiscal.

La inquietud por el impacto que tendrá la medida de EE.UU. movilizó a las entidades de la industria y del comercio, preocupadas por las acusaciones de que sus reclamos no tienen fundamento por la vigencia de los derechos de exportación.

La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) expresó que «probablemente el efecto más pernicioso [de la medida norteamericana] se producirá en una baja del precio del poroto de soja, teniendo en cuenta que en 2016 el aceite de soja que insumió el biodiésel enviado al mercado norteamericano requirió aproximadamente 7,5 millones de toneladas de poroto de soja».

A su vez, las Bolsas de Cereales y Comercio expresaron que «en 2016 el biodiésel representó el 40% de las exportaciones argentinas de energía. Esa posición de liderazgo se ha ganado con tecnología, inversiones y prestigio, agregando valor en origen y promoviendo el empleo local», y apoyaron las negociaciones que intenta llevar adelante el gobierno argentino con Estados Unidos.

por Cristian Mira

Fuente: La Nación

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