Biocolón es un programa de gestión ambiental que consiste en el reciclado de aceites vegetales para la fabricación de biodiesel , que desarrollan desde 2006 un grupo de alumnos con capacidades diferentes de la Asociación del departamento Colón de ayuda al discapacitado (Adcadis). El proyecto surgió como “una buena propuesta para insertar laboralmente a los chicos, además de ser una ayuda al medio ambiente”, afirmó a AIM, la directora de Adcadis, Claudia Gallay, quien brindó detalles del proyecto. La iniciativa nació como una alternativa de solución al problema de la deposición final de los aceites de origen vegetal producto de la actividad gastronómica en una ciudad turística.
En Colón funcionan más de 100 comedores y locales de comidas rápidas que consumen miles de litros de aceite de origen vegetal al año. Una vez utilizados, al ser desechados, estos aceites, representan un serio problema para el ambiente, ya que durante su proceso de descomposición tienen un alto impacto en sitios vulnerables como la red cloacal.
En ese marco, “el proyecto comenzó a partir de una propuesta para que los chicos de la escuela junten el aceite, para luego acopiarlo, filtrarlo y limpiarlo”, explicó Gallay en diálogo con esta Agencia.
Explicó que “en principio una asociación ambientalista con la cual firmamos un convenio nos compraba el aceite y lo transformaba en biocombustible, pero desde el año pasado en Adcadis también nos ocupamos de esa elaboración y de su comercialización”.
En este momento, la venta se realiza al Parque nacional “El palmar”; a una empresa de fumigaciones de Buenos Aires y a otros particulares que lo utilizan como combustibles para máquinas”.
Los inicios
Adcadis es una escuela de capacitación laboral, que pertenece a la dirección de Enseñanza especial de gestión privada de la provincia. Funciona de 8 a 12 y en el turno tarde se dictan programas laborales, como el de Biocolón, de carpintería y tejido al telar, para los chicos mayores de 16 años.
El proyecto surgió como “una buena propuesta para insertar laboralmente a los chicos, y además de ser una ayuda al medio ambiente, es una manera de devolverle a la comunidad de Colón toda la colaboración que le brinda a la institución, con una actividad que los chicos podían hacer tranquilamente”.
“Los chicos que participan tenían experiencia como vendedores de pan, es decir que conocían los negocios de la ciudad y además son muy carismáticos y sociables, por eso se los eligió para este proyecto, ya que no todos los alumnos de la institución podrían hacerlo”, explicitó la docente.
Se comenzó en octubre de 2006 y gracias al Programa de empleo comunitario del ministerio de Trabajo se pudo darle continuidad. De allí, los jóvenes cobran un mínimo de 150 pesos, a lo que le suma un plus de las ventas del biocombustible. “Si bien es poco sirve como incentivo”, sentenció.
En Biocolón participan cuatro alumnos, y este año se incorporarán dos más, que se encargan de realizar todo el proceso, pero también cuentan con un profesor a cargo, y la colaboración del maestro de carpintería, quienes realizar una parte del proceso en la cual es necesario manipular fuego.
“El proyecto está funcionando muy bien, si bien hay aspectos a mejorar como la infraestructura y la movilidad, dado que necesitamos acrecentar la cantidad de aceite que se acopia, y hay mucha gente fuera de la ciudad que no está siendo atendida porque los chicos van en bicicleta o caminando a retirar el aceite”, explicitó.
La infraestructura y el proceso
Para instalar la infraestructura necesaria la comisión directiva de Adcadis y la municipalidad de Colón colaboraron con la parte económica. “Si bien es muy rudimentaria, se construyó una pieza en la cual se instaló una batea, se unieron tachos grandes de aceite y se convirtieron en decantadores”, contó Gallay.
Respecto del proceso que se realiza, detalló: “el aceite que llega de los comercios se vuelca en la batea que tiene tres filtros y de ahí con una bomba se lo pasa a los tres decantadores donde se estaciona aproximadamente un mes. Allí decanta toda la suciedad que le puede haber quedado, y luego con otra bomba y una manguera pasa al reactor, que está afuera de la pieza, y en donde se le hace fuego y se inicia el proceso para transformar el aceite en biodiesel”.
“De ahí quedan muchos desechos que se tiran en una excavación que se realizó en el fondo del terreno de la institución, que es el lecho digestor, y luego de un tiempo se lo mezcla con aserrín y arena y se usa como compost para la huerta que tenemos en la escuela, de modo que todo se aprovecha”, agregó.
Pero eso no es todo. Hay un subproducto que queda cuando se hace el biodiesel, que es el griserol, con el cual se limpian los bidones en los cuales viene el aceite. “No se usa el jabón sino ese producto, y la idea es en un futuro hacer jabones, pero además otro de los proyectos es realizar biogas, para alimentar la cocina de la institución”, adelantó la maestra.
Buena disposición
La directora de Adcadis resaltó que “la ciudadanía colabora mucho y la recepción es excelente”. “En 2007 recorrimos todas las escuelas y dimos charlas sobre el proyecto lo cual ayudó mucho para despertar conciencia, entonces la gente nos acerca – a veces en pequeños frascos- su aceite. Hay tanta demanda de gente que quiere entregarnos aceite que no damos abasto para retirarlo. Por eso, estamos en tratativas con Parques nacionales para conseguir un móvil y mejorar este servicio”, sentenció.
En cuanto al subsidio que entregó la provincia, será destinado a construir una mejor infraestructura: “ya está listo el terreno y todos los planos hechos para construir un tinglado con diversas divisiones y mejorar el espacio que actualmente tenemos que es bastante rudimentario”.
Fuente: Aimdigital