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“Gobierno pone en riesgo sectores productivos como el de biodiésel y el de palma de aceite”, dice Jens Mesa, presidente de Fedepalma.
El Gobierno desconoce que el comercio internacional de biocombustibles es altamente distorsionado por los apoyos y subsidios que recibe en los principales países productores y exportadores, dice reportaje hecho por CONtexto.
Que el Estado haya comenzado a aprobar registros de empresas importadoras de biocombustibles para motores diésel (biodiésel), tiene en ascuas a los empresarios de la palma reunidos en Fedepalma, porque abre las puertas a importaciones contrarias a las normas del comercio internacional.
Para la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, resulta inconsistente con los lineamientos del Conpes de biocombustibles 3510 de 2008.
“Dicho Conpes se orienta a impulsar la producción nacional de biocombustibles para diversificar la canasta energética y contribuir al mejoramiento del medio ambiente en Colombia”, dijo Jens Mesa, presidente de Fedepalma.
Señala que el Gobierno desconoce que el comercio internacional de biocombustibles es altamente distorsionado por los apoyos y subsidios que recibe en los principales países productores y exportadores.
El dirigente reveló que el Ministerio de Minas y Energía aprobó el primer registro de una empresa como importadora de biocombustibles para motores diésel (biodiésel) -Resolución 31537 del 12 de julio de 2017- lo que genera graves implicaciones para la producción nacional de biocombustibles y en particular para la agroindustria de la palma de aceite en Colombia. (Lea. Situación de los biocombustibles, cada vez más difícil en Colombia)
Enfatizó que la determinación impacta a más de 6.000 cultivadores, de los cuales el 85 % son pequeños productores, ubicados en más de 150 municipios en 21 departamentos.
No responde a oferta y demanda
Explicó Mesa que el Gobierno pasa por alto que los biocombustibles no responden a las leyes de oferta y demanda.
“Son productos regulados y altamente subsidiados, razón por la cual sus precios son distorsionados y su comercio está sujeto a medidas de defensa comercial en varios países”, añadió Mesa.
Expuso que los considerables apoyos de los países exportadores de biocombustibles, han generado disputas de orden comercial. Mencionó a manera de ejemplo, que la Unión Europea ha impuesto medidas anti dumping y derechos compensatorios a países como Argentina e Indonesia.
Mesa reveló que la industria nacional de biocombustibles y los agricultores colombianos están en capacidad de atender el mercado nacional de manera eficiente y oportuna así como de competir, siempre y cuando se brinden las condiciones de equidad, competitividad e igualdad con el resto del mundo.
Indicó que el Conpes 3510 de 2008 fue concebido con el propósito de diversificar la canasta energética del país, mejorar la calidad del aire y estimular la producción local de materia prima. También para impulsar el empleo formal en el sector agrícola.
“En virtud de esto promovió y apoyó la producción de biocombustibles colombianos”, expuso Mesa.
Produce 850 mil toneladas
Informó que con el fin de atender ese nuevo nicho de mercado el sector palmero incrementó sus inversiones en cultivos y capacidad de extracción de aceite de palma.
Así mismo que desde el sector privado se adelantaron las inversiones industriales que actualmente permiten producir 850 mil toneladas de biodiésel y que en 2018 podrían alcanzar un millón de toneladas. (Lea: Mejora la calidad de diésel colombiano)
El dirigente enfatizó que eso sucedió sin que el Gobierno hubiera establecido la mezcla de biodiésel al 10 % (B10) en todo el país y sin un cronograma de incremento futuro de dicha mezcla hasta el 15 y el 20 %.
Desconoce el aporte
Para Fedepalma la medida del Gobierno desconoce el aporte de la producción nacional de biocombustibles a los compromisos adquiridos por Colombia en el marco del COP-21, como es la reducción de 20 % en las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) a 2030.
Según el presidente de los palmeros, con la mezcla actual, los biocombustibles nacionales reducen 2,5 millones de toneladas de CO2 por año. Esto significa un aporte de 6 puntos porcentuales de la meta que fue asumida por el país.
Para Mesa esa cifra se está reduciendo sustancialmente por la importación de biocombustibles, en la medida que se pierden todos los beneficios ambientales que se otorgan al país productor y que en Colombia se atribuyen a la producción sostenible de palma de aceite.
Desarrollo rural
“Olvida el Gobierno que los biocombustibles han generado desarrollo rural”, mencionó Mesa.
Comentó que en el caso del biodiésel, la agroindustria de la palma de aceite genera alrededor de 160 mil puestos de trabajo entre directos e indirectos, con remuneraciones superiores en 20 % a las de otras actividades agrícolas del país.
Recalcó que la palmicultura ha contribuido a mejorar las condiciones de vida de las regiones donde se desarrolla, muchas de ellas profundamente afectadas por situaciones de conflicto armado.
Se refirió a un estudio comparativo entre los municipios palmeros y los no palmeros, con alta incidencia del conflicto, realizado por el Departamento Nacional de Planeación DNP en 2016, el cual determinó que los ingresos de los primeros fueron 30 % superiores a los de los segundos, lo que el mismo DNP denominó el dividendo social de la palmicultura.
Guardar consistencia
Consideró contradictorio que en la etapa del postconflicto, en la que el Gobierno está comprometido a impulsar iniciativas que contribuyan a generar oportunidades de desarrollo formal en el campo, sea el que promueva o al menos no controle la importación de biocombustibles en condiciones contrarias a las normas y tratados de comercio internacional.
“Con ello pone en riesgo la estabilidad económica de sectores productivos como el de biodiésel y el de palma de aceite, que tanto desarrollo y bienestar han generado en el campo colombiano”, sentenció Mesa.
Un llamado a guardar la consistencia entre las políticas públicas de biocombustibles y las que corresponden al desarrollo del agro y de impulso a las energías renovables, de cara a una etapa en la que el desarrollo agrario y la ruralidad son prioridades para consolidar la paz en el país, hizo al Gobierno el presidente de Fedepalma, Jens Mesa.
Fuente CONtexto/Diario del Sur