Del furor a la cautela: industria del biodiesel está paralizada y sufre el golpe de la crisis.
Las expectativas eran inmejorables para esta industria. Sin embargo, el desplome de precios desde los niveles récord y la escasez de crédito para ampliación y construcción de nuevas fábricas puso en el freezer a una actividad que depende de los mercados externos para su supervivencia.
Si hubiese que buscarle un paralelismo a lo que sucede con la industria de los biocombustibles en la Argentina bien valdría el ejemplo de un partido de fútbol: los empresarios del sector, hasta mediados de 2007, abrazaban la victoria y pronosticaban un 2009 a todo vapor.
Sin embargo, tal como sucede en el principal deporte de la Argentina, ese clima de fuerte optimismo pasó, de la noche a la mañana, a convertirse en temor e incertidumbre, como si un gol sobre la hora los hubiese dejado con las manos vacías.
“La actividad está completamente paralizada en estos momentos”, disparó Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles.
“En las fábricas de aceite en enero generalmente no se opera y se realiza el mantenimiento. En el caso del biodiesel esto es nuevo, la industria nunca había parado, venía trabajando en toda su capacidad. Ahora llegó el momento”, agregó Molina, en diálogo con iProfesional.com.
“Todo el mundo paró porque el valor que se pretendía pagar no tenía ninguna razón de ser con el costo de hacer biodiesel en la Argentina. Hoy hay empresas a las que no le cierran los números”, explicó José Luis Martínez Justo, vicepresidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables.
Los problemas que afectan a la industria son dos: por un lado, el desplome de los precios internacionales, que erosionó fuertemente la rentabilidad de las empresas. Por otro lado, la crisis internacional y la consecuente escasez de financiamiento, factor que comienza a poner en riesgo algunos de los grandes proyectos de inversión que se preveían para este año.
Del boom a la cautela
La industria del biodiesel venía exhibir verdaderas tasas de crecimiento chinas: según datos de la Cámara Argentina de Energías Renovables, a fines de 2006, el país contaba con una capacidad instalada de apenas 155.000 toneladas de producción.
Sin embargo, a partir de 2007, con el ingreso de los “gigantes” de la industria aceitera y plantas de clase internacional, la capacidad saltó hasta las 585.000 toneladas en 2007.
En lo que respecta a la producción de bio propiamente dicha, Alemania era líder mundial con una producción de casi 2,9 millones de toneladas, seguido por EE.UU. (1,5 M), y Francia, con 872.000.
Por su parte, la Argentina ya se posicionaba como el sexto productor del mundo con 180.000 toneladas.
Más allá de esta expansión, los especialistas señalan al 2008 como el año del posicionamiento definitivo de la industria en el contexto mundial: al sumarse doce nuevas plantas, la capacidad alcanzó cerca de 1,4 millones de toneladas, lo que implicó un salto de casi 150% con respecto al período anterior, mientras que la producción superó el millón de toneladas.
Del mismo modo, la exportación mostró una interesante tasa de crecimiento, al pasar de 150 mil toneladas a más de 1,1 M en 2008.
Sin embargo, la baja de precios y la menor actividad en Europa, jugaron en contra durante los últimos meses del año. De este modo, si bien el balance del año pasado fue sumamente positivo, el último bimestre fue para el olvido.
Según datos del Sistema MARIA de la AFIP, las ventas al exterior pasaron de las 118 mil toneladas, por un valor de u$s98 M, en el mes de octubre, a unas magras 55 mil y 67 mil toneladas en noviembre y diciembre.
Como muestra de la desaceleración de la actividad, aún sumando las exportaciones de esos dos últimos meses –u$s108 M-, este valor se ubica muy por debajo de los u$s144 M logrados en septiembre.
«En la Argentina, la producción de biodiesel ha sido frenada temporalmente debido a una fuerte caída en sus exportaciones», alertó la prestigiosa publicación Oil World hace unas semanas.
Los precios, en contra de los productores
Según datos de la Asociación Argentina de Biocombustibles, al cierre de este artículo, el bio de soja cotizaba en Rótterdam a u$s720 por tonelada, u$s102 por debajo del precio del aceite crudo de la oleaginosa.
Teniendo en cuenta que el biodiesel el 9 de julio de 2008 se negociaba a u$s1.675 por tonelada, la baja fue del 57%.
La razón de que la materia prima esté más cara que el producto final es que el Gobierno de EE.UU. continúa otorgando un subsidio de un dólar por galón o de u$s300 por tonelada a todo lo producido fronteras adentro.
“Las exportaciones de EEUU salen con ese subsidio y generan una enorme imperfección en el mercado”, recalcó Molina.
A esto hay que sumarle un condimento extra: en Alemania, uno de los mayores importadores del mundo, buscan aprobar un proyecto de ley de biocombustibles bajo el argumento de garantizar la sustentabilidad de la cadena de producción –desde el cultivo hasta el consumo-, y que podría perjudicar considerablemente al biodiesel derivado de soja.
Si bien a fines del año pasado, la Comunidad Europea solicitó a Alemania que demore el tratamiento hasta que se reglamente la nueva directiva comunitaria, para que sean compatibles ambas normas, según Molina, esto genera incertidumbre.
“Los operadores están a la expectativa para ver cómo avanza este proyecto. Además, hay existencias acumuladas, el mercado es muy chico, y los precios están bajos. Entonces esto lleva a que la industria esté parada”, explicó.
Inversiones al freezer
Para este año se iban a poner en marcha más de una docena de proyectos clave que iban a permitir elevar la capacidad de 1,4 M de toneladas a cerca de 2,4 M, es decir, un crecimiento del 70%.
Sin embargo, la crisis obligó a sacarle la punta al lápiz y volver a analizar las proyecciones, dado que algunos de los anuncios de inversión por ahora están lejos de convertirse en realidad.
Según Molina, los proyectos que no habían comenzado y que quedaron stand by “son el de Raiser, que estaba por levantar una planta en Santa Fe de más de 200.000 toneladas y el de la Asociación de Cooperativas Argentinas, que tenía una magnitud similar. Las condiciones internacionales complicaron todo y si bien las decisiones estaban tomadas, se optó por postergar. Es en un mal momento para invertir”.
El mercado interno, una incógnita
Por otra parte, está la incertidumbre del mercado interno. De acuerdo a la Cámara Argentina de Energías Renovables, a partir del primero de enero del 2010, el Cupo Nacional entrará en vigencia. Esto significa que el gasoil vendido en el país tendrá que tener un corte de 5% de biodiesel.
Tomando un mercado total argentino para ese año de 14 mil millones de litros (14 millones de metros cúbicos) de gasoil, la demanda potencial de biodiesel alcanzaría los 700 millones de litros, o 625.000 toneladas.
El problema es que la ley de biocombustibles en la Argentina establece que los emprendedores y los inversionistas deben elegir antes de crear la personería jurídica para su emprendimiento si producirán para el mercado interno (el cupo) o para los mercados de exportación. Por ley, no pueden acceder a ambos mercados con la misma planta.
“Esto ha impedido que se forme una oferta. Hoy la única oferta a escala es la de los exportadores, pero el que exporta está impedido para vender al mercado interno. Esto hace inviable el negocio”, disparó Molina.
En la misma línea, desde la Cámara destacaron que, “a pesar de que esporádicamente se produce un faltante de combustibles fósiles en el país, ninguna empresa se ha anotado aún para producir para el mercado interno. Esta situación es algo que genera resquemor a los potenciales inversores extranjeros y frecuentemente requiere de explicaciones que rara vez satisfacen”.
“El hecho de que hasta el día de hoy la totalidad de la inversión de la industria se haya concentrado en plantas de biodiesel enfocadas al mercado de exportación y ninguna (formalmente, por lo menos) para el mercado interno, puede llegar a interpretarse como un fracaso de la propuesta que ha planificado el gobierno: a los inversores –nacionales o extranjeros- no les parece una opción atractiva”, concluyeron.
Juan Diego Wasilevsky
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Fuente: Infobae