Serán las fuentes que en las próximas décadas irán reemplazando a las energías que están en vías de desaparecer, como el petróleo. Eficientes, no contaminantes y renovables son las cualidades que las posicionan entre las más elegidas. Entre ellas se encuentran el hidrógeno, la éolica, el biodiesel y la solar. En la Universidad de La Plata existen varios grupos de investigación que están trabajando sobre esta temática.
La crisis energética, que ya se evidencia en distintos puntos del planeta, promueve la búsqueda de energías no convencionales para sustituir las fuentes existentes. Los esfuerzos, en muchos casos, están abocados al desarrollo de las denominadas energías “limpias“. Eficientes, no contaminantes y renovables son las cualidades que las posicionan entre las más elegidas.
El hidrógeno, la energía eólica, la solar y el biodiesel son algunas de las alternativas con las que ya se está trabajando en diferentes lugares del mundo.
En la Argentina algunas de estas fuentes cuentan con más desarrollo que otras. Y en nuestra ciudad existen varios grupos de investigación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) que están trabajando en la temática.
Sin ir más lejos, tal como anticipó Hoy, en septiembre pasado y, por una convocatoria de la secretaría de Ciencia y Técnica de la casa de altos estudios, se realizó un encuentro de varios grupos de investigación. En tanto que en diciembre hubo un nuevo contacto con el resto de los equipos.
El objetivo de los encuentros, según explicó la prosecretaria de Ciencia y Técnica de la UNLP, Patricia Arnera, ante una consulta de Hoy es conocer el grado de desarrollo de las investigaciones en torno a las energías alternativas. Además, ver de qué manera los equipos podrían comenzar a trabajar en forma interdisciplinaria.
“Queremos estar al tanto de trabajo que vienen desarrollando los grupos y saber cómo avanzan en sus proyectos. Más adelante, redactaremos un documento general”, expresó la funcionaria.
Las alternativas
Una de las formas de energía que prometen crecer en los próximos años es el hidrógeno. En la UNLP, el químico Walter Triaca, trabaja desde hace varios años en su desarrollo.
Según el especialista, que se desempeña en el Instituto Nacional de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (Inifta) de la facultad de Ciencias Exactas, el hidrógeno tiene tres ventajas comparado con los combustibles fósiles como el petróleo, el gas natural, el carbón o la leña.
La primera de ellas es su abundancia, dado que el hidrógeno se extrae del agua mediante un proceso denominado electrólisis. Por eso, el hecho de existir tanta agua en el planeta lo vuelve una fuente de energía prácticamente ina-gotable. La segunda, es que mientras que los combustibles tradicionales generan como desecho dióxido y monóxido de carbono, el subproducto de la combustión del hidrógeno es vapor de agua, lo que lo convierte en un combustible limpio y no contaminante. Y la tercera, que es la sustancia que tiene la máxima relación energía/peso, es decir que es la más eficiente de todas.
El hidrógeno es una fuente secundaria que sirve como portador de energía. Para su obtención precisa de una fuente primaria. Es decir que permite almacenar esa energía para disponer de ella cuando se la requiere.
Triaca asegura que, en un futuro no muy lejano, la electricidad de las ciudades puede llegar a provenir de la combinación de fuentes primarias (como energía eólica o solar) con tecnología de hidrógeno. Igualmente, para un uso masivo aún deben superarse inconvenientes asociados a su almacenamiento seguro.
La energía eólica tiene su fuerte en la facultad de Ingeniería de la UNLP. Recientemente, el ingeniero Hernán De Battista fue premiado por sus investigaciones sobre aprovechamiento de este tipo de energía, que es originada por acción del viento.
Según señaló el especialista a Hoy, sólo un 1% de la energía eléctrica del mundo es provista por energía eólica, pero dentro de 20 años se estima que será de un 10%”.
En nuestro país, la ciudad de Comodoro Rivadavia, en Chubut, concentra prácticamente toda la energía eólica del país.
De Battista recibió el Premio Estímulo de la Academia de Ingeniería de la Provincia, que tiene como objetivo incentivar a jóvenes ingenieros argentinos que hayan efectuado trabajos creativos y originales en cualquiera de las especialidades de la ingeniería.
Otra de las posibilidades es el biodiesel que, en caso de producirse de forma masiva, podría convertirse en un sustituto del gasoil. El biodiesel es ecológico y biodegradable, ya que se obtiene a partir de materias primas renovables, como las grasas vegetales, y en algunos casos animales.
Daniel Jorajuría, investigador de la facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP y especialista en el tema, señala que uno de los inconvenientes es que la Argentina no está en condiciones de producir la cantidad necesaria de aceite vegetal para reemplazar al gasoil. Pero una alternativa para acelerar la producción del biodiesel sería la de bajar su precio. Para ello se podría incrementar la utilización de la glicerina (se obtiene en el proceso de producción del biodiesel).
“Actualmente se la usa bastante poco, como en medicamentos o jabones“, afirma Jorajuría ante una consulta de Hoy.
El investigador remarca que si se buscara una alternativa para el uso de la glicerina, “el precio obtenido podría subsidiar al biodiesel, haciendo que sea más barato. Igualmente, hoy por hoy tiene casi el mismo precio que el gasoil, pero a su vez el biodiesel es un producto que tiene mucho menos efluentes contaminantes que los combustibles fósiles. Es decir, estratégicamente su utilización masiva significará que el país vaya cambiando su matriz energética, siendo un combustible que puede producirse a nivel local”.
Otra alternativa que también se trabaja en la UNLP, y con muy buenos resultados, es la energía solar. En la Unidad de Investigación N° 2 del Idehab, que depende de la facultad de Arquitectura, un equipo de investigadores desarrolla colectores con materiales alternativos de bajo costo para calentar agua y calefaccionar hogares.
Los colectores desarrollados por la facultad tienen un costo aproximado de 400 pesos, mientras que en el mercado se pueden encontrar dispositivos similares que son importados y más caros (cuestan 1.000 dólares aproximadamente).
“Nosotros con este proyecto estamos trabajando para solucionar el problema energético del 43% de la población que se encuentra por debajo de la línea de la pobreza“, expresó a Hoy el arquitecto Gustavo San Juan, que se desempeña en ese instituto.
Para la construcción de un colector de agua se necesita una caja metálica de 2 metros por un metro que puede ser de cobre, aluminio o chapa. A esa caja se agrega una cubierta transparente de vidrio o nailon. Y por dentro de la caja se coloca una parrilla de caños, que puede ser de cobre o de caño negro. Una vez terminado, se coloca en el techo de una casa o en un lugar donde le dé el sol. Para comenzar a funcionar, se necesita de un tanque, que es donde se va acumulando el agua caliente que luego se usará en las casas.
La fabricación de un colector puede realizarse en cinco mañanas. Así se obtienen hasta 75 litros de agua por día, a una temperatura entre 40 y 45 grados.
Fuente: www.diariohoy.net