#Biocombustibles #Biodiesel #Argentina Previo a la asunción del gobierno del presidente# Macri, el aceite de #soja (FAS teórico) promediaba los $.4210 por tonelada, contra los $5.500 que recibían las grandes fábricas de#biodiésel por el producto destinado al corte interno. Trece meses después, el aceite promedia los $9.510 contra los $10.462 que reciben o recibirían las fábricas de mayor escala por proveer el corte obligatorio.
En términos relativos, mientras que el aceite de soja (la materia prima) aumentó 116%, el biodiésel lo hizo en 90%. Dicho de otra forma, la brecha de 31% por sobre el precio del aceite que existía hace un año se redujo a un somero 10%.
Si bien a lo largo del año la política de determinación de precios acompañó la evolución del aceite, en diciembre de este año este último sufrió un incremento de 12% que no lo tuvo el combustible, algo similar a lo que ocurrió tras la devaluación de diciembre del año pasado.
La política gubernamental ha tratado de acortar la brecha de precio entre las grandes y las pequeñas fábricas, pero de manera muy marginal. Si para las grandes plantas el aumento acumulado desde diciembre de 2015 fue de 90, para las pequeñas fue del 83%, lo cual cerró algo la brecha pero de forma muy poco significativa. Hoy por hoy, contra los $10.462 que reciben las plantas de mayor escala, las otras reciben hasta $13.567.
El panorama hoy para la industria del biodiésel no parece ser el más alentador. Según el informe del INDEC, el consumo interno en el periodo enero a setiembre cayó de 810.765 a 749.025 toneladas, es decir una retracción internanual del 7%.
La mayor producción anual se explica por el aumento de las exportaciones a los Estados Unidos, hoy único mercado activo, tras el cierre de Perú por medidas antidumping y la no reapertura de la UE a pesar de haber la Argentina ganado el pleito ante la OMC.
Por otra parte -y de manera casi increíble- el gobierno no ha modificado el sistema de retenciones móviles para el biodiésel, pergeñado por el ex ministro Axel Kicillof, lo cual imposibilita negocios a futuro. A lo largo del año, la alícuota varió entre 1 y 7%, rondando en los últimos meses el 5,5%. La industria está pidiendo que se implemente un sistema de retenciones fijas como ocurre con el resto de los productos del complejo soja, lo que otorga previsibilidad al comercio.
Por Javier Preciado Patiño
Director de RIA Consultores