La Argentina ya encontró la llave para abrir el cerrojo que le impuso el gigante asiático.
La noticia del boicot al aceite de soja causó alarma entre empresarios, productores y funcionarios del Gobierno. Sin embargo, un sector empresario, que se perfila como la gran “estrella”, tiene la clave para que esta represalia por parte de China sea una brillante oportunidad para hacer negocios.
Apenas se conoció la información extraoficial de que el gobierno chino aplicaría represalias a la Argentina, como respuesta a las barreras comerciales cada vez más fuertes que afectan a sus productos, el temor invadió a funcionarios y a empresarios del sector agroexportador.
No es para menos: Pekín llamó a boicotear al aceite de soja con sello argentino y, en este contexto, anunció que le aplicaría un estándar de calidad más alto, con lo cual, cerca del 70% de las exportaciones de esta commodity pasaron a no cumplimentar estos requerimientos.
En este contexto, el gigante asiático confirmó días atrás que sólo permitirá el ingreso de aceite de soja en tránsito y alertó que no dará vía libre a nuevos embarques hasta que no se cierren las negociaciones.
A la hora de analizar las causas de esta guerra bilateral, los expertos hablan de una multiplicidad de factores. Además de tratarse de una respuesta a las medidas antidumping y licencias no automáticas aplicadas por el Ministerio de Industria que conduce Débora Giorgi, señalan dos factores extra: una jugada para provocar el desplome del precio del aceite de soja y la necesidad de proteger a su propia industria aceitera de la competencia argentina, para lo cual buscan importar más porotos y menos producto terminado.
Según datos de la consultora Agritrend, el mercado de exportación de aceite de soja es de 10 millones de toneladas anuales y el 45% de market share lo tiene la Argentina, muy por encima de países como Estados Unidos o Brasil.
Además, dado que las exportaciones de esta commodity a China alcanzan los 2 millones de toneladas anuales, el conflicto con el gigante asiático tiene en vilo al 20% del comercio global de este producto.
Puesto en divisas, de acuerdo a la consultora Abeceb.com, en 2009 la Argentina vendió aceite a ese país por cerca de u$s1.500 millones. ¿Cuánto obtuvo el Gobierno de todo esto? Unos 460 millones.
Sin embargo, antes de que estallara el conflicto, los expertos esperaban una suba sustancial de los ingresos tributarios. Las buenas perspectivas de la cosecha, los precios internacionales firmes y la demanda por parte de China que, se presuponía, iba a mantenerse en alza, hacían prever ingresos por derechos de exportación del orden de los u$s623 millones.
Sin embargo, en medio de este conflicto que pone en juego un negocio multimillonario, un poderoso sector agroexportador anunció que está en condiciones de captar parte del aceite que quedaría “vacante” si es que el boicot de China se prolonga en el tiempo.
Se trata de la industria del biodiesel, que el año pasado generó ventas al mundo por más de u$s900 millones, duplicando los envíos de un rubro más tradicional como el vitivinícola y hasta triplicando los de la harina de trigo.
Según confiaron expertos y empresarios a iProfesional.com, a medida que avance el conflicto, la transformación del aceite de soja en bruto en este combustible renovable y alternativo, será la gran “llave” de la Argentina para abrir el “candado” impuesto por el gigante asiático.
En diálogo con este medio, Fernando Peláez, CEO de Unitec Bio, la empresa de biodiesel propiedad de Eduardo Eurnekian, destacó que una parte del eventual excedente de aceite de soja se podría canalizar a través de las plantas que elaboran este combustible.
En la misma línea, Carlos St. James, presidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER), sostuvo que “podríamos llegar a ver en los próximos meses un importantísimo salto en las exportaciones de biodiesel si es que no se puede exportar el aceite común a China. La Argentina lograría así saltar el cerrojo y seguir vendiendo al mundo pero con más valor agregado y a mejores precios”.
Lo interesante de este escenario es que cuatro de las diez principales aceiteras que operan en la Argentina -las verdaderas “dueñas” de la soja en el país-, también elaboran biodiesel.
Es decir que estos verdaderos monstruos agroexportadores, podrán seguir produciendo aceite de soja y, en una segunda fase, obtener el combustible alternativo, en caso de que se vea afectado el negocio con el gigante asiático.
En esta situación se encuentran Louis Dreyfus, que generó exportaciones por más de u$s1.900 millones en 2009 y cuenta con una planta con una capacidad de 300.000 toneladas para elaborar biodiesel en la localidad santafecina de San Martin.
Le siguen Aceitera General Deheza y Bunge, con 120.000 toneladas cada una, y Vicentín, que está en condiciones de elaborar 80.000 toneladas cada 12 meses.
Si bien algunas de estas plantas se encuentran trabajando a su máxima capacidad, expertos adelantaron a iProfesional.com que comenzó a ponerse en marcha un agresivo plan de inversiones generalizado en la industria que promete elevar la capacidad sustancialmente durante este año.
¿Por qué biodiesel?
La razón por la cual este combustible sería la “lanza” más efectiva para perforar el boicot impuesto por Pekín es muy simple: el biodiesel es básicamente aceite con valor agregado.
Al respecto, St. James destacó que “a diferencia del etanol, donde su precio está muy desligado del valor del azúcar, en el caso del biodiesel más del 80% del costo total de producción está dado por el precio del subproducto de la oleaginosa”.
Además, según Gustavo López, la relación de eficiencia es de casi 1 a 1: por cada litro de aceite que se procesa, se obtienen cerca de 980 centímetros cúbicos de bio, es decir que se aprovecha prácticamente todo.
A esto hay que sumarle que, en la actualidad, mientras que el precio internacional del aceite es bueno, el del combustible derivado de la soja es aún mejor.
Esto genera que hoy, según Peláez, “en la Argentina sea mejor negocio elaborar y exportar biodiesel que aceite de soja”.
Para que la ecuación sea redonda hay un dato clave y determinante: mientras que el Gobierno castiga a la exportación de aceite con retenciones del orden del 32%, por otro lado “beneficia” las ventas al exterior de bio con una alícuota de apenas 20%.
Además, teniendo en cuenta que las empresas del sector reciben reintegros del 2,5%, venderle combustibles de origen vegetal al mundo es mucho más rentable y tentador, dado que la diferencia entre los derechos de exportación de uno y otro producto superan los 14 puntos.
A modo de síntesis, López destacó que el biodiesel tiene muchos factores a favor como para capitalizar este escenario, ya que “los precios son mejores y las retenciones más bajas. Ahora todo depende de la capacidad de producción”.
El potencial de la industria
Para comprender qué “cintura” tiene el sector para responder a una eventual prolongación del boicot de Pekín, es necesario analizar distintas variables.
Al respecto, Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno (AABH), sostuvo que actualmente la capacidad para la producción de este biocombustible es de 2,6 millones de toneladas.
Teniendo en cuenta que, según estimaciones de Agritrend, el país tiene previstas exportaciones por 1,5 millones de toneladas para este año y que se destinarán al mercado interno 500.000 toneladas como parte del cupo para cortar el gasoil, la industria está en condiciones de absorber automáticamente cerca de 600.000 toneladas de aceite de soja que no adquiera China, es decir, el equivalente al 30% de lo que anualmente se exporta a ese mercado.
Sin embargo, a partir del segundo semestre de este año, el sector planea llevar adelante numerosos proyectos de inversión que permitirán elevar la capacidad de manera sustancial, según confirmaron desde la AABH.
En la misma línea, Peláez de Unitec Bio confirmó que “hay varias iniciativas, básicamente de ampliación de planta, que hacia fines año y antes de que finalice el primer trimestre de 2011 van a estar terminadas y van a elevar la producción en el orden de las 600.000 toneladas”.
De este modo, la industria del biodiesel podrá demandar 1,2 M extras de aceite en un plazo de pocos meses.
La clave del mercado interno
Esta expansión de la industria está sustentada en las buenas proyecciones que se abren para el bio en el mercado interno, dado que recientemente entró en vigencia el corte del 5% por litro de gasoil.
En este contexto, el ministro de Planificación, Julio De Vido, destacó hace pocos días que «el plan es que la Argentina no importe más gasoil, en principio para el uso de automóviles, y también para la demanda del campo y la generación de energía. Queremos usarlo en todas las centrales energéticas».
Si bien el Gobierno instrumentó en febrero la distribución del cupo de casi 860.000 toneladas de bio entre 19 empresas productoras, el plan avanza muy lentamente y no todas las provincias hoy aplican el corte obligatorio.
Al respecto, St. James reconoció que “está arrancando varios meses más tarde de lo esperado”, pero sostuvo que es “un pecado menor porque se está comenzando una industria 100% nueva”. Además, hizo hincapié en que “las demoras se deben únicamente a problemas de logística, es decir, cómo hacer llegar el biocombustible a las petroleras para que puedan mezclarlo y así abastecer a las estaciones”.
En este contexto, el sector espera que, una vez normalizado el abastecimiento, se avance en un aumento del cupo. De hecho, las empresas del sector negocian con el Gobierno que el mismo pase del 5% actual al 10%.
Esto provocará que el mercado interno pase a demandar más de 1,6 millones de toneladas de biodiesel anuales y aliente nuevas inversiones.
“Se está estudiando aumentar el porcentaje de mezcla y llevarlo al 10%, con lo cual consumiríamos gran parte del aceite que se dejaría de exportar”, destacaron desde la compañía propiedad de Eurnekian.
Según Molina, para alcanzar este objetivo, previamente hace falta lograr un consenso entre petroleras y productores de biodiesel. Y si bien prefirió no hablar de fechas, consideró que este acuerdo puede estar cerca de ver la luz.
Al respecto, el directivo destacó que “el Gobierno va a acompañar este proceso para imponer un porcentaje mayor dado que esto es funcional a la escasez de gasoil y también al conflicto con China. Se arreglarían dos problemas con una sola medida”.
Juan Diego Wasilevsky
(c) iProfesional.com
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