Manuel Alvarado Ledesma Economista./Menos de un 3% del volumen producido de soja se dirige directamente al consumo humano. Sus destinos no son visibles al público ya que la gama de usos es enorme, más con la incorporación de la industria del biodiesel que hoy lleva casi un 15% de la producción.
Históricamente, EE.UU. ha sido el líder mundial en producción y en exportación. Pero Sudamérica con el aporte decisivo de Brasil y Argentina, lo ha superado, al satisfacer más del 50% de las necesidades.
El flujo de capitales dirigido a desarrollar la industria procesadora de la soja es enorme, fundamentalmente para la elaboración de harinas y aceites.
Desde el comienzo de este siglo, se ha acentuado. Relegando a EE.UU., se dirige más a China, Argentina y Brasil porque en estos países existe un alto grado de eficiencia, hay menores costos de producción en planta y por la mayor proximidad con la industria ganadera. Por ejemplo, las más dinámicas industrias avícolas y de carne porcina ?demandantes de harinas se encuentran en China y Brasil. En este cuadro, Argentina es el primer exportador de harinas y aceite de soja del mundo por valor próximo a 14 mil millones de dólares anuales, con una capacidad de molienda de casi 40 millones de toneladas por año. Si contamos el poroto de soja sin procesar, el monto se acercaría a u$s 18 mil millones.
Las exportaciones argentinas de harina de soja, básicamente para consumo del ganado, representan, en valor, el 45% del total mundial, y de aceite, el 60%, por su dotación de plantas industriales consideradas, hoy, las más modernas del mundo. Cada año, es mayor el grado de exportación de biodiesel producido a partir del aceite de este grano. China e India son los principales compradores de este aceite y la Unión Europea el mayor cliente de harina de soja.
La gran amenaza que se cierne sobre esta industria viene de los mercados del exterior que penalizan la entrada de productos industrializados. Tal es el caso de la importación de aceite de soja por parte de China e India.
El área sembrada con soja, este año, ascendería a 18,8 millones de hectáreas, cifra muy similar a la del ciclo 2010/11. Al contemplar los rindes históricos, deberíamos proyectar una producción de 50 millones de toneladas para esta campaña. Si le aplicamos una quita del 3%, por ser éste un año castigado por La Niña, llegamos a un volumen de 48,50 millones. Si se toma en cuenta el stock inicial de 2,5 millones y, a grandes rasgos, se estima un stock final de 2,7 millones menos 2 millones para uso de semilla y otros destinos del mercado interno puede afirmarse que el resultante será de 48,30 millones de toneladas. En este número se contempla 9 millones para exportación en grano y 38,50 millones para industrialización (harina, aceite y biodiesel) para venta al exterior.
La sostenida demanda que registran la soja y sus derivados no ha dejado que la crisis mundial afectara demasiado su nivel de precios. En tal sentido, se estima que ella, al menos, seguirá con el actual peso. Por tanto, este volumen permitiría alcanzar exportaciones, en el complejo sojero solamente, del orden de u$s 23.000 millones, con un monto para el fisco en concepto de derechos de exportación de cerca de u$s 8 mil millones.¿Acaso ésta no es una buena noticia para el dólar?.