En Tancacha se pone en marcha una planta de biodiésel. Promueven que productores se asocien para crear otras.
Fabián Menichetti
Especial
Tancacha, Río Tercero. Planteada hace años parecía ciencia ficción, pero hoy adquiere ya otro tono la pregunta acerca de si los productores agropecuarios, por ejemplo en esta región, comenzarán a utilizar biodiésel en sus maquinarias y vehículos. La respuesta parece depender de cómo se vaya planteando el escenario de la producción y el mercado de estos combustibles, en relación con los tradicionales, a mediano y largo plazo.
Pero hay un dato saliente: en Tancacha en breve empezará a producir una pequeña planta de producción de biodiésel, la primera de la región y una de las pocas lanzadas en Córdoba.
En algunos otras zonas, se registran casos de varios colonos que se asociaron para invertir en pequeñas plantas para elaborar su propio combustible a partir de su producción agrícola. En esta zona se habló de esas posibilidades, pero aún no hay proyectos concretos que se vislumbren.
“Hay productores interesados y con el tiempo llegará el momento en que usen biodiésel”, señaló a este el empresario industrial tancachense Oscar Gentili, que además de armar en su empresa metalúrgica las plantas de producción, tiene una suya propia a punto de poner en marcha.
Gentili fabrica en sus talleres de Tancacha equipos para fabricar biodiésel en el marco de un convenio que rubricó con la Universidad Tecnológica Nacional de Villa María y la Federación Agraria Argentina. Este sistema, lanzado hace dos años, apunta a que los colonos, asociándose, adquieran las máquinas y de la producción compartida (de colza, soja, girasol u otros granos útiles a estos fines) generen el biodiésel que necesiten, además de harinas para la alimentación animal. En síntesis: el combustible que utilizan crecería directamente en sus campos..
Rentabilidad. “Nunca la puerta está cerrada, pero ocurre que los productores, ante el costo–beneficio actual en el caso de la soja, no le sería rentable cultivar para hacer combustible”, opinó Adriana Cabo, presidenta de la filial Río Tercero de la Federación Agraria Argentina. La dirigente ruralista explicó que hace unos dos años, con el precio que tenía la soja, era una alternativa más viable. Pero el interés puede ir variando de acuerdo a la evolución de dos variantes: los precios de los granos y de los combustibles tradicionales.
El litro de biodiésel hecho son soja, hace dos años, resultaba menos costoso que el de gasoil, pero hoy sería prácticamente el mismo valor. ¿Y con la colza? Esta semilla, del grupo de las oleaginosas como la soja, es la que más contenido de aceite posee, lo que la hace más apta y rentable para producir combustibles. Además, es un producto de contraestación a la soja, que puede compartir suelos con ésta. La soja, que cubre hoy gran parte de los campos de esta zona, tiene un 19 por ciento de aceite, mientras que la colza, originaria de Canadá, llega al 42 por ciento. De todos modos, no hay un solo campo de la región hoy en el que se esté pensando en lo inmediato en sembrar colza.
¿Podrían conformarse asociaciones como en otros lugares, que se decidieran por sembrar e industrializar esta semilla? Considerando que se trata de aplicar nuevas tecnologías agrícolas, la cuestión no es tan sencillo, según Cabo. “Con la colza podría ser, pero para sembrarla, cosecharla y almacenarla, todavía no existe la infraestructura necesaria, como por ejemplo los silos, que deben ser especiales”, planteó.
Además, sostuvo que con las “políticas erráticas” y variables que va fijando el Estado para el sector agropecuario, a todos se les hace muy difícil prever qué puede ocurrir a corto y mediano plazo. “Tal vez en algún tiempo será una alternativa atractiva”, apuntó.
Contrato “de maquila”. Gentili está por inaugurar Molyagro en Tancacha, una planta que producirá biodiésel, además de aceites y harinas proteicas para alimentación animal. El empresario cree que podrá abastecer a productores zonales. La nueva empresa, ubicada en la ex planta de FACA, tendrá una capacidad de producción de 12 mil litros diarios de este combustible alternativo.
Gentili, quien es además presidente de la Cámara de Biocombustibles de Córdoba, manifestó que se pueden crear sistemas de comercialización no convencionales, con los productores, como el “contrato de maquila”. Esta ley, sancionada en 1999, establece que el productor agropecuario puede suministrar al procesador o industrial la materia prima con el derecho de participar en las proporciones que convengan sobre los productos finales resultantes. Es decir, que el productor entregaría a esta industria u otras que produzcan biodiésel una cantidad determinada de oleaginosas y como pago retendría una parte de la producción del combustible.
“Es una de las alternativas, la intención es ir generando sinergias con los colonos, siempre con el objetivo de que la producción zonal adquiera valor agregado”, explicó.
Fuente: La Voz del Interior