Industria de la caña de azúcar se vuelca hacia lo orgánico y el etanol.
El azúcar ecológica y el alcohol desplazaron a la producción convencional y de aguardientes.
La caña dulce es un cultivo tradicional, cuya industrialización experimenta una reversión interesante en los últimos años, mediante el auge de la producción de alcohol carburante y el crecimiento de azúcar orgánica para exportación, en detrimento de la producción de azúcar convencional y aguardientes para consumo local.
La tendencia de la industrialización de caña dulce se muestra favorable y competitiva para el sector este año, según afirman los propios productores e industriales de azúcar y alcohol. Las estimaciones oficiales indican que este año se alcanzaría una producción total de 4,8 millones de toneladas en 100 mil hectáreas, duplicando la producción en una década, puesto que la zafra 2000/2001 había registrado 2,3 millones de tonelada.
Paralelamente al crecimiento de la producción nacional de este cultivo, en esta década se diversificaron notoriamente en el destino industrial, fuertemente impulsado por la creciente exportación de azúcar orgánica, que este año espera una producción de 130 mil toneladas y al auge del etanol, que pretende elaborar alrededor de 125 millones de litros.
De la producción general del año 2009 de 3,5 millones de toneladas, 52%, equivalente a 1,8 millones fue destinada a la producción de azúcar; 42% que representa casi 1,5 millones a alcohol, y el 6% restante a la producción de miel.
Del total de producción de azúcar se desprende que la orgánica, en el 2009, prácticamente duplicó a la convencional y para este año la tendencia es la misma. En el rubro alcoholero, la producción saltó con la obligatoriedad de la mezcla con las naftas de hasta de 95 octanos y la tendencia es seguir creciendo considerando que la capacidad nominal del país es de 217 millones de litros.
AGUARDIENTE VS. ALCOHOL
La situación también marcó el retroceso de la industria de aguardiente o “caña blanca”, hasta el punto de que varios empresarios del sector ya dejaron de producirlo en reemplazado del alcohol carburante. “En vista al poco precio que tenemos con la caña blanca, estamos produciendo ya alcohol carburante ahora; cinco industrias nuevas se están convirtiendo en la industria de alcohol carburante y eso es un beneficio muy grande para el país”, comentó César Rodríguez, del Centro de Industriales de la Caña y del Alcohol (Cical).
El progresivo aumento de la necesidad industrial urge el incremento de producción de caña dulce y reanuda los reclamos del sector sobre el rendimiento promedio del país, que se sitúa en 50 toneladas por hectáreas, dependiendo de las condiciones climáticas; mientras que en condiciones óptimas de suelo y manejo adecuado, las variedades brasileñas cultivadas en el país poseen un potencial de rinde superior a las 100 toneladas por hectáreas.
CONTRABANDO
Se estima que 1.000 toneladas semanales de azúcar ingresan al país de forma clandestina, representando una cifra superior a las 50 mil toneladas anuales, hecho que tiene como efecto la falta de un mayor reconocimientos a los productores e industriales locales, ya que los precios deben adecuarse para ser competitivos. Pero eso igualmente apunta a generar una mayor exportación del rubro, para poder cubrir los costos de producción, según sostuvo Bruno Defelippe, presidente interino del Centro Azucarero Paraguayo.
Indicó que estos factores muchas veces tienen una incidencia directa en la producción nacional, pero que el Gobierno no tiene la voluntad política de cambiar eso.
Refirió que muchas veces cuando se tiene un ingreso mayor de contrabando las empresas lamentan que el producto nacional tenga que buscar mercados internacionales donde colocar el producto, atendiendo a que la venta en Paraguay es difícil, porque el azúcar de contrabando tiene un precio muy por debajo al producto nacional, por lo que deja de ser competitivo.
Según Defelippe, existen muchos que piensan de que el contrabando es un regulador de precios a nivel local, por ende aparentemente prevalece este mal que atenta contra las industrias y los productores nacionales.
FUENTE: LA NACION/PARAGUAY