Que hay después del «oro negro»

biojetEn un futuro cercano habrá que reemplazar las aeronaftas.  

La aviación mundial todavía no sabe muy bien qué hacer en un mundo de petróleo cada vez más escaso y caro. En 1998, la Universidad de Baylor, en Estados Unidos, testeó un biodiésel propio con resultados aparentemente buenos, pero desde entonces no hubo más novedades en el hemisferio norte. Brasil desarrolla biocombustibles aeronáuticos, pero todavía -dice el Comodoro Eduardo Sellés, piloto de cazabombarderos A4, Pucará, Mirage y doctor en física de la Universidad de Buenos Aires- no hizo pruebas oficiales y públicas en vuelo.

«Con este programa de testeo aéreo que empieza hoy, estamos adelantándonos a las dos superpotencias futuras en biocombustibles», dice este mix de científico y piloto. Si las cosas salen bien, dentro de un tiempo la FAA podrá homologar el Biojet como sustituto del JP1, y empezar a patentar en diversos países los secretos de su proceso de fabricación, diferentes de los de un biodiésel común. 

Con un buen patentamiento, el mundo entero debería pagar regalías. Es que en un futuro cercano, ya sea en avioneta o en Jumbo jet, sólo se volará con turbina, con hélice o sin ella. Excepción hecha de los minúsculos aviones ultralivianos y experimentales, el viejo motor aeronáutico de cuatro tiempos, en uso desde 1904, es el próximo dinosaurio en extinción. Deja de fabricarse porque sus aeronaftas son carísimas y saldrán de producción hacia 2010.

La movida del Biojet es multitudinaria. Además de la Dirección General de Investigación y Desarrollo de la FAA, intervienen la Universidad Nacional de Córdoba, el Instituto Universitario Aeronáutico y varios centros académicos de la Universidad Nacional de Formosa (UNF), y la Tecnológica Nacional (UTN), todo con el apoyo financiero de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Secyt), y la Fundación Innova-T como encargada de transferir la tecnología a la industria. Con el ensayo de hoy en Córdoba, la mirada de algunos de los fabricantes de turbinas se posará durante un tiempo en la Argentina, donde tal vez no quede mucho oro negro, pero no se acabó la materia gris.

Fuente: Diario La Nación

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