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Soros se cansó y ahora lleva sus negocios a Brasil

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Luego del traspié que sufrió con la malograda compra de SanCor, el financista húngaro-norteamericano descartó invertir en la Argentina 900 millones de dólares para elaborar biocombustibles y mudar un plan de desarrollo de etanol a Brasil a partir de la construcción de tres usinas.

El magnate llevará adelante en la nación vecina la construcción de tres usinas de azúcar y alcohol en la zona de Mato Grosso do Sul, un emprendimiento que insumirá inversiones por u$s900 millones.

De hecho, la idea de Soros es que, una vez que el proyecto esté en funcionamiento, los ingresos de las operaciones en Brasil igualen a las que realiza en la Argentina a través de su filial Adecco Agro, con la cual factura cerca de u$s30 millones al año.

El objetivo de Soros en Brasil, también a través de Adecco Agro, es procesar 500.000 toneladas de granos provenientes de 50.000 hectáreas, lo cual deberá generar, a partir del 2008 una producción de 200.000 metros cúbicos de etanol por año.

La decisión de Soros de ingresar en el negocio de los biocombustibles y de hacerlo en Brasil y no en la Argentina, fue tomada teniendo en cuenta que el país vecino es el mayor productor de etanol del mundo y acaba de cerrar un acuerdo estratégico con los Estados Unidos.

De hecho Soros sabe que la obtención de etanol a partir del maíz y la caña de azúcar es considerada estratégica porque permitirá promover la integración a través del mercado energético. Es más: uno de los puntos centrales de la agenda del presidente de los EE.UU., George W. Bush, durante su reciente visita a varios países de América latina, en los que no estuvo incluida la Argentina, fue presentar la iniciativa del etanol en sociedad con el gobierno de Brasil.

Soros se suma así a otros multimillonarios de la magnitud de Bill Gates, o los fundadores de Google, Larry Page y Sergei Brin, que también pusieron el foco en la producción de este producto menos contaminante que el resto de los combustibles.

Incluso los biocombustibles –como el etanol obtenido de la caña de azúcar– son un pilar de la iniciativa de energía alternativa y cambio climático del BID, organismo que también proporciona asistencia técnica a varios gobiernos interesados en crear industrias del etanol con la tecnología y la experiencia proporcionadas por Brasil.

Soros eligió el país vecino luego de considerar que la Argentina parece quedar afuera del mapa mundial de los biocombustibles teniendo en cuenta la alianza Estados Unidos-Brasil en la región. Esta sociedad se basa en la necesidad de diversificar la matriz energética que tienen los Estados Unidos por la falta de seguridad en la provisión de los derivados del petróleo, en especial si depende de proveedores con los que está en permanente conflicto como Venezuela y las naciones de Oriente Medio.

Trago amargo

Pero además de esta composición geopolítica, Soros también optó por mudarse a Brasil por una razón más casera: porque no terminó de digerir el fracaso que representó no haber podido adquirir SanCor a través de Adecco Agro. La empresa tenía todo cerrado para desembarcar en la cooperativa láctea. Incluso iba a inyectar u$s120 millones para poder remontar la compleja situación comercial y financiera de SanCor.

Sin embargo, Soros debió dar marcha atrás por las presiones que se generaron alrededor de la operación para evitar que la láctea pasara a manos extranjeras y permitir paralelamente la ayuda financiera del gobierno de Venezuela.

Luego de este traspié, Soros habría recibido informes de sus representantes locales aconsejándole restringir sus inversiones en el país debido a que no existirían las condiciones de seguridad jurídica necesarias para encarar proyectos de manera seria.

Esto habría volcado la balanza a favor de Brasil, lo cual habría sido reforzado por el respaldo que Bush le dio a esta nación para el desarrollo de los biocombustibles.

Con la crisis del 2001 en su haber

Los antecedentes de Soros en el negocio agropecuario nacieron en la Argentina en el 2001 cuando, fiel a su carácter especulador, empezó a comprar tierras en medio de la crisis que comenzaba a sufrir el país. En poco tiempo, se convirtió en uno de los mayores propietarios individuales de terrenos locales.

Luego, en el 2002, adquirió Pecom Agropecuaria por cerca de u$s30 millones a la familia Perez Companc y le dio nacimiento a Adecco Agro, empresa que actualmente destina alrededor de 100.000 hectáreas para la producción de 200.000 toneladas de diferentes granos por año.

Tras haber consolidado este emprendimiento, Soros cruzó la frontera y comenzó a expandir las de Adecco Agro hacia Brasil donde ingresó en el 2004. Desde entonces, inició un proceso de crecimiento sostenido en el mundo rural haciendo gala del mismo apetito inversor que muestra en las Bolsas de valores del mundo.

Las primeras compra en la nación vecina fueron en Bahia y Tocantins, donde se dedicó a la producción de algodón y café en una superficie que supera las 27.000 hectáreas.

Pero la gran apuesta del magnate para los próximos años está en el negocio de los biocombustibles, donde quiere tallar a lo grande. Y su alineación con los Estados Unidos a la hora de elegir el socio estratégico en América latina, así lo demuestra.

De hecho, Soros no dejará de hacer negocios en la Argentina, pero sabe que si quiere convertir sus inversores en biocombustibles en rentables debe adecuar sus estrategias comerciales a las jugadas geopolíticas que comenzó a encarar el presidente George W. Bush.

Y en ese escenario, la Argentina parece estar perdiendo el tren, a pesar de ofrecer condiciones económicas y geográficas adecuadas para ser una de las principales productoras de combustibles sanos del mundo.

Andrés Sanguinetti
asanguinetti@infobae.com

Fuente: BAE diario

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