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LITIO, EL TESORO DE LA PUNA

litio-biodieselEl litio, el mineral de moda, el tesoro de la puna.La Argentina va camino de convertirse en el segundo proveedor mundial del insumo básico para las baterías de celulares y autos; las minas están en Jujuy, Salta y Catamarca.Domingo 06 de febrero de 2011.

SUSQUES, Jujuy.- Debajo del espejo de agua que por primera vez en diez años cubre las inmensas salinas se esconde un tesoro. En las profundidades del jujeño salar de Cauchari, donde la lluvia cayó durante dos semanas seguidas, descansa el metal que hoy está de moda en el mundo: el litio, el oro blanco que podría convertir a la Puna de Atacama en la Arabia Saudita de América del Sur.

Medio centenar de empresas ya invirtieron en la Argentina US$ 150 millones para explorar en uno de los vértices del «triángulo del litio», figura que tiene sus otras dos puntas en Bolivia y Chile, y que delimita un área que contiene 83% de las reservas mundiales de este mineral.

El boom de este metal nace con su utilización en teléfonos celulares, computadoras portátiles, agendas electrónicas y lectores de música, pero aumenta su fama cuando se lo comienza a usar en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos. Esto podría modificar el mercado energético global en los próximos años y la Argentina tiene posibilidades ciertas de convertirse en el segundo proveedor mundial de este mineral.

Waldo Pérez es el presidente de Minera Exar, una de las empresas que ya tienen aquí yacimientos probados y que en 2014 empezará a producir en el Salar de Cauchari unas 15.000 toneladas anuales. «Hicimos una cuantificación que indica que existirían 5 millones de toneladas de carbonato de litio en nuestra exploración y otros 3 millones de toneladas más de reservas inferidas», dice este geólogo.

Entre las firmas más asentadas en el proceso en la Puna Cordillerana (Jujuy, Salta y Catamarca) se cuentan Minera del Altiplano (subsidiaria de FMC y la más avanzada en la producción local), Ady Resources, Ekeko, Exar, Sales de Jujuy (subsidiaria de la australiana Orocobre), South American Salars, Solitario Argentina, Latin American Salars, Rodinia, Lithium I y Bolera. Hasta ahora desembolsaron en total US$ 60 millones en exploración (los otros 90 millones son de 40 empresas pequeñas), pero inyectarán 1000 millones en la etapa de producción.

Su apuesta se asienta en un dato seductor: el consumo de litio creció 5% anual en la última década y se espera que se acelere más. Hoy está en 100.000 toneladas anuales, pero en 2025 se demandarían 400.000.

«La Argentina tiene la oportunidad histórica de asumir un rol clave en la producción sustentable de un mineral estratégico como el litio», comenta Damián Altgelt, gerente general de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros. Daniel Galli, director gerente de Ady, que ya produce en Salar del Rincón, Salta, destaca el potencial del país en este negocio. «En la puna argentina hay más de 400.000 hectáreas de salares con potencialidad de litio», afirma. «Casi la mitad de lo que tiene el mayor yacimiento del mundo, en Uyuni, Bolivia», compara.

El país produce 25.000 toneladas, pero se estima que en 2014, cuando comiencen su etapa de extracción los proyectos que están más firmes, se llegará a 80.000, casi 50% de lo que comprará el mercado global en ese momento. «El país tiene potencial como para llegar a producir 200.000 toneladas», se ilusiona Galli.

Otra de las empresas que se encaminan a nutrir una demanda que se vislumbra voraz es Sales de Jujuy, que invirtió US$ 12 millones y desembolsará 200 millones más a partir de agosto, hasta llegar a producir en 2014 en el jujeño salar de Olaroz. Su director de proyecto, Marcelo Sánchez, explica que si bien son varias las empresas que invirtieron en exploración, hay que tener en cuenta que sólo 98% de esos proyectos termina con éxito. «Así es el negocio minero.»

Una delegación de la japonesa Mitsubishi acaba de pisar suelo jujeño y se dispone a visitar los salares, en cuyo subsuelo abunda lo que en su país de origen escasea. Es que las automotrices se asociaron en su mayoría a la fiebre del litio y establecieron acuerdos con las mineras. Mitsubishi se asoció con Exar, al igual que la autopartista canadiense Magna. La japonesa Toyota lo hizo con Sales de Jujuy. Una estrategia similar lleva adelante otra de su mismo origen, Nissan.

«Las automotrices ven que el litio será fundamental para su industria en los próximos años y, si bien ellas no fabrican las baterías, quieren asegurarse su provisión», señala Pérez, aunque aclara que litio no es petróleo. «El petróleo es energía, el litio ayuda a generarla.»

Toyota tiene la opción de compra de 25% de Olaroz y ha conseguido financiamiento en bancos japoneses, según Sánchez. «Además, comprará todo el litio que produzcamos, porque se percibe que en 2020, en Japón y en China, la demanda se tornará tan alta que la oferta será crítica.»

El sol lastima en medio del salar de Cauchari, donde Exar tiene su planta. Ese mismo sol evapora parte de la salmuera que albergan los piletones usados como piloto, donde se experimenta a escala pequeña lo que en dos años más será la obtención del litio. Fernando Erick Villarruel mira a su alrededor y señala a lo lejos con su mano. «Tendremos 600 hectáreas de evaporación aquí, de las que, en un principio, obtendremos 15.000 toneladas anuales de litio», cuenta este boliviano oriundo de Oruro. El es ingeniero de proceso y observa día a día cómo avanza el emprendimiento, uno de los más grandes del país. «Hay para 30 años de explotación.» Desde aquí saldrá el mineral en forma de polvo, que se transportará en camiones hasta los puertos chilenos, vía el paso de Jama. De allí partirán a Asia, donde están las únicas fábricas de baterías de litio en el mundo. «Tal vez, cuando EE.UU. ingrese de lleno en el negocio pueda cambiar el mercado», evalúa Sánchez.

El precio del litio se triplicó en la última década. Según el Departamento de Estudios Geológicos de EE.UU. (USGS, según sus siglas en inglés), mientras que en 2000 se cotizaba a US$ 2000 la tonelada, hoy está a 5500 la tonelada, luego de alcanzar en 2009 un pico de 6400. Las 25.000 toneladas que exporta la Argentina significan US$ 137 millones, lo que en 2014, cuando se llegue a las 80.000, alcanzará los US$ 440 millones (a la cotización actual del litio). Según Sánchez, quedarían en el país unos 100 millones sólo en concepto de retenciones (5%) y Ganancias (35%). Además, las minas tributan a las provincias un 3% de regalías.

Un estudio de impacto económico elaborado por Sales de Jujuy muestra que su compañía aumentará seis veces las regalías mineras que recibe esa provincia. Dejará $ 13 millones anuales por exportaciones (una ley provincial establece que el 30% vaya a las comunidades aborígenes). «Además está lo que va a Nación», aclara Sánchez. Cifras similares aportará el resto de las mineras.

Los detractores de la minería cuestionan por qué no se instala en una fábrica de baterías para contribuir a una mayor industrialización de la zona y producir más valor agregado. Sánchez dice que el litio representa sólo el 5% de los componentes de las baterías y que sería inviable importar el resto, que se hace en China.

En cuanto a la rentabilidad de las mineras, Pérez dice que se puede deducir al compararla con las mejores mineras de este tipo en el mundo, que son SQM y Chemetall, productoras cada una de 30.000 toneladas anuales en Chile. «Ellos reportan en sus balances anuales una utilidad bruta de 40% en sus unidades de negocio de litio y se estima que su utilidad neta es de menos del 10%», indica el geólogo.

Carlos Quispe camina sereno, entre llamas, burros y casas de adobe, en Pastos Chicos, una de las seis comunidades aborígenes que hay en el departamento de Susques, donde está Sales de Jujuy. Una parte de lo que genera el negocio del litio debe volcarse en sitios como éste, un derecho que les cabe como propietarios del suelo del que se extrae el litio. «Así lo reconoció el Estado», dice Quispe, comunero de su pueblo. «Cada comunidad tiene un representante que supervisa lo que se hace en la mina y aprueba o no si sigue el proyecto.»

Junto con otros cinco vecinos de Pastos Chicos, él trabaja en Exar. Se calcula que 50% del empleo que crea el litio recae sobre jóvenes de las comunidades (cada minera tiene unos 150 trabajadores). En Jujuy hay unos 110.000 integrantes de pueblos originarios.

El sueldo de los obreros está entre $ 2000 y 3000, según su tarea, y lo que reciben como comunidad no llega en efectivo, sino que se traduce en mejoras para el pueblo, capacitación y financiamiento para emprendimientos propios, como cría de camélidos y tejidos. «Todas las mineras pretenden que haya un desarrollo sostenible en la zona después de terminada la explotación del mineral, dentro de tres décadas», remarca Pérez.

La Argentina está tercera en producción mundial de litio, detrás de Chile y de Australia, pero segunda si se considera sólo a los que extraen el mineral de la salmuera, ya que Australia sólo puede hacerlo de la roca, un método más costoso.

La mayor parte del mineral es usado en vidrios y cerámicas, pero poco a poco avanza la participación de la industria de las baterías, que tienen 24% en la torta, y que espera su esplendor para cuando los vehículos híbridos y eléctricos, que producen menor contaminación ambiental, se impongan en el mercado.

Lo que antiguamente se conoció como la Gobernación de los Andes, el lado argentino de la Puna Cordillerana, espera convertirse en el gran actor dentro del negocio del litio. Ya está en camino. Mientras tanto, el sol sigue evaporando el agua que hoy cubre los salares y el litio aguarda en sus entrañas.

Para qué sirve

El litio se usa en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos y teléfonos celulares.

Carlos Manzoni Enviado especial

FUENTE: LA NACION

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