Vehículos «verdes» de Suecia utilizan alcohol, heces y cadáveres animales

Suecia-bioenergiaLos combustibles alternos ayudan a cuidar el ambiente.En su búsqueda para prescindir del petróleo, Suecia ha recurrido a un combustible alternativo bastante inusual: alcohol de contrabando.

El año pasado, el gobierno sueco confiscó más de 700,000 litros de alcohol introducidos ilegalmente en el país. Hasta ahora, el procedimiento habitual de los funcionarios aduanales consistía en verter el líquido en el tubo del desagüe.

Pero ahora, las cervezas, vinos y licores ilegales están transformándose en biocombustibles que impulsan autos, autobuses, taxis, camiones de basura e incluso, un tren. ‘‘Este alcohol, que antes se desperdiciaba, hoy se convierte en algo positivo para el medio ambiente’’, declaró Ingrid Jarlebrin de Tullverket, agencia aduanal sueca sita en Malmö, Suecia.

Y ciertamente, el alcohol reciclado es sólo uno de varios combustibles alternativos para el transporte de los suecos. Más de la cuarta parte de toda la energía consumida en Suecia en el año 2004 se obtuvo de fuentes renovables, casi cuatro veces más que el promedio de 6 % en la Unión Europea. En Estocolmo, la capital, la cuarta parte de los autobuses urbanos funcionan con etanol o biogás. El año pasado, el gobierno se comprometió a convertirse en el primer país del mundo que no utilizará petróleo para la fecha límite de 2020.

Todos ganan

Suecia impone uno de los precios más altos al alcohol en toda Europa, por lo que muchos suecos viajan a Alemania y Dinamarca para abastecerse de cervezas, vinos y licores a precios económicos. Sin embargo, las autoridades confiscan los bienes de aquéllos que lleven a Suecia más de la cantidad máxima permitida. En años recientes, la cantidad de alcohol detenido en la aduana sueca ha aumentado. Esto se debe, en gran medida, al creciente comercio vía Internet.

Las bebidas confiscadas se extraen de sus recipientes, se combinan con agua y son transportadas en cisternas a una planta que opera la compañía Svensk Biogas en Linköping, a 200 kilómetros al sur de Estocolmo. Una vez allí, el alcohol (junto con otras fuentes de combustible como restos animales de mataderos y desechos humanos) se calienta y deposita en dispositivos digestores anaeróbicos que descomponen la materia orgánica y producen biogás. Cada año, la empresa produce alrededor de 7 millones de metros cúbicos de biogás que arde sin dejar residuos.

En Linköping, ciudad de unos 140,000 habitantes, el biogás reprenda entre 5 y 6 % del combustible utilizado para la transportación, y todos los autobuses públicos funcionan con combustible alternativo. Cada litro de gasolina produce 2.5 kilogramos de dióxido de carbono, informó Carl Lillehöök, director administrativo de Svensk Biogas. ‘‘Si reemplazamos 5 millones de litros de gasolina con 5 millones de metros cúbicos de biogás, podremos reducir 12,000 toneladas métricas de dióxido de carbono, nada más en Linköping’’, agregó. Las emisiones de biocombustibles son mínimas, prosiguió Lillenhöök. ‘‘Si introduce un dedo en el escape de un auto que usa biocombustible, el dedo no se ensucia’’.

Durante el proceso de fabricación de biocombustibles, la compañía también produce fertilizantes que no dañan el ambiente, los cuales vende en el sector agrícola. ‘‘Desde la perspectiva ambiental, es un negocio que beneficia a todos’’, aseveró Lillehöök. La compañía también opera el primer tren a biogás del mundo, el cual ha dado servicio desde hace un año y medio en la costa sureste de Suecia.

Incentivos fiscales

Aunque la producción de biogás es más económica que la de gasolina, el problema para Lillehöök es la distribución del combustible. Suecia tiene cerca de cien estaciones de servicio que ofrecen biogás, pero cuenta con pocos gasoductos para transportar el combustible, de modo que es necesario comprimir el gas en botellas y transportarlo en camión a las estaciones de servicio, logística que eleva los costos.

No obstante, el biocombustible sigue siendo más rentable que la gasolina, debido a que no está sujeto a los mismos gravámenes. Los conductores que utilizan biocombustible ahorran cerca de 40 centavos de dólar por milla con respecto del costo de la gasolina, señala Mattias Goldman de Gröana Bilister, la Asociación Sueca de Motoristas Verdes. Además, los conductores de autos ‘‘verdes’’ tampoco tienen que pagar cuotas para circular por los caminos de Estocolmo y pueden estacionarse gratuitamente en muchas de las ciudades más grandes del país.

A la fecha, cerca de 40,000 (1 %) de los cuatro millones de vehículos suecos funcionan con combustibles alternativos. El mes pasado, Suecia lanzó un nuevo programa de incentivos para autos verdes, mediante el cual el gobierno recompensa al propietario de un nuevo auto ecológico con 10,000 coronas (1,400 dólares estadunidenses) en efectivo.

Por Stefan Lovgren

Fuente: National Geographic

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