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Energía: fuentes primarias en crisis

bioenergia-corrientes-biocoEl autoabastecimiento depende del uso de combustibles renovables 

La Secretaría de Energía de la Nación informó que el país depende de cuatro fuentes: hidráulica, gas natural, petróleo y nuclear para moverse. También indicó que no existe un desarrollo de otras fuentes primarias. En tanto, otro documento denunció que las reservas se agotarán en 10 años. 

Un reciente informe de la Secretaria de Energía de la Nación, aún en borrador, expone un resumen energético de la situación del país y su dependencia de las 4 fuentes principales (hidráulica, gas natural, petróleo y nuclear) como el poco crecimiento que tuvo el uso de alternativas vegetales en alza en otros países latinoamericanos.

Brasil logró su autoabastecimiento gracias a la expansión de la caña de azúcar que en un proceso relativamente sencillo se transforma en etanol que a su vez es usado en la refinación de biodiesel y bionafta.

Gran parte de estos recursos abundan en Corrientes, pero al no existir una política adecuada para su desarrollo terminan como dice la expresión “tirados en el patio” sin destino específico.

Muchos empresarios europeos han visto una mina de oro en la exportación de la basura que queda tras la cosecha del arroz y la explotación forestal. Acá valen centavos pero en el viejo continente varias unidades de euros.

Los números difundidos por el organismo nacional, muchos de ellos aún parciales, explican en gran parte por qué Argentina de ser autosuficiente décadas atrás, hoy incrementa las importaciones de hidrocarburos y uranio.

En tanto, un informe publicado por el Instituto Moreno denunció que al país le quedan 10 años de reservas petroleras comprobadas y certificadas internacionalmente.

Tanto el organismo privado como el público exponen que la privatización de casi todo el sistema energético fue el crack que derrumbó el porvenir argentino y su capacidad de generación.

Desde la privatización de YPF, ninguno de los operadores del mercado descubrió nuevas cuencas petroleras significativas. Además detectaron que por arte de magia argentina perdió y recuperó 100 millones de m3 de crudo, algo que hasta ahora sólo se puede explicar acusando a los empresarios de ocultamiento.

En los últimos 60 años la industria petrolera experimentó un crecimiento sostenido, pero a partir de los 90 dibujó una curva abrupta de descenso que terminará a mediados de 2020 con la importación del 100 por ciento.

Durante 1960 los pozos petroleros lograron sacar 8.985 kilos toneladas equivalentes de petroleo (ktep). Más de 40 años después el país produjo 39.530 ktep. El crecimiento está sostenido, pero en 2005 la cifra quedó en 33.934. Es decir que hacia el fin de la primera década del nuevo milenio el ritmo caería a los niveles anteriores del desarrollo industrial.

En el mismo período de tiempo analizado se determinó que en el 98, la industria petrolera llegó a su techo, coincide la fecha con el último año de crecimiento económico del sistema neoliberal.

Desde el 98 hasta 2007 con una tasa variable de caída lentamente los pasos comenzaron a secarse y hubo que usar las exploraciones viejas que si bien habían arrojado resultado positivo la extracción no estaba justificada por su alto costo y falta de tecnología.

En estos días los niveles son idénticos a la producción del 93 cuando YPF ya estaba en manos españolas y el resto de las banderas se instalaron en el país.

Al mismo tiempo que se agotan los pozos petroleros aumentó la explotación de gas natural que hoy sobrepasa los 42.000 ktep. En tanto, la energía hidráulica como la nuclear alternó años de crecimientos con recesiones.

Por su parte, el carbón mineral quedó en niveles que podría en poco tiempo justificar el cierre definitivo de Yacimientos Carboníferos Fiscales (YPF) y la siderurgia deberá pagarlo a valor internacional. Dentro de las fuentes energéticas primarias dos vegetales figuran con significación. La leña y el bagazo (restos luego del prensado de la caña de azúcar). Ambos recuperaron su nivel en la última etapa del segundo milenio.

El balance energético determinó que el gas distribuido por redes es el combustible que más desarrollado está en el país. Curiosamente es el más barato y mantiene poder calórico similar a las motonaftas y la electricidad.

De los 1.093 Ktep que se ofrecía a comienzos de la década del 60 pasó a 32.170 en 2005.
En segunda posición figura el diesel o gasoil que de 3.731 quedó en la mitad de esta década en 11.765. El resto de las fuentes secundarias no logró superar el umbral de los 10.000.

Los últimos datos indican que el país se mueve al compás del gas de redes y del gasoil, ambos combustibles exhiben constantemente problemas de abastecimiento.Existen otros recursos energéticos primarios, pero su desarrollo en el país no tiene impacto, pero en un futuro no muy lejano las reglas del mercado cambiarán y serán de suma importancia.

En este grupo figura desde el energía eólica hasta los residuos pecuarios, usados principalmente para producir biogás, pasando por la solar y el biodiesel. Curiosamente sobre este sector no hay datos fehacientes y su producción es estimativa.

Cálculos del biodiesel

Hasta hace poco tiempo, en privado se sostuvo que los chacareros argentinos usaban parte de sus cultivos para producir biodiesel y autoabastecerse. Sin embargo, la Nación fue contundente cuando determinó que en la actualidad, sumando a todas las refinerías, Argentina sólo puede consumir 6 millones de litros por año, es decir que el consumo de un día de gasoil en una zona marginal es la producción de 365 días de trabajo.

La cifra se calculó tomando como base los informes de las aceiteras que determinaron que 7 millones de litros del jugo vegetal por año son aptos para producir el biocombustible.
Esta cifra se reduce a 6 millones de biodiesel, es decir menos de 6 ktep cada 10 años.

Si bien es cierto que el combustible recién se está difundiendo en el país, las cifras actuales determinaron que habrá que invertir millones para cubrir el cupo del 5 por ciento de corte impuesto en la legislación.

La diferencia de producción es tanta que sería imposible en el corto plazo cubrir la demanda diaria.

Si bien el informe no detalló el futuro del carburante, está claro que al menos se necesitan 20 años de constante crecimiento para achicar la brecha entre el diesel de petróleo y el vegetal.

Por el momento seguiremos mirando cómo los brasileños cargan en sus camionetas el líquido verde mientras en la Argentina se repetirá la imagen de mangueras colgadas por la crisis que obliga a importar cada vez más.

El sueño de muchos empresarios seguirá durmiendo el sueño de los justos.

La mesopatamia un potencial
Bagazo y etanol, dos derivados de la caña

No existen cifras definitivas sobre la explotación del bagazo, más bien son cálculos estimativos partiendo de que únicamente el 30 por ciento de la caña puede ser usada para este fin.

También el bagazo es usado como complemento alimentario reduciendo su potencial en el país.

Tanto la gente del Centro Azucarero y la Cámara de Alcoholes no detallaron en sus números la cantidad de etanol usado como combustible.

Con cifras muy básicas la Nación calculó que esta fuente es usada en gran parte por los propios ingenios, pero su capacidad es muy interesante y logra abastecer mucho más de lo que se creía.

Varias petroleras tienen en sus planes usar las áreas destinadas a sembrar azúcar para destilar etanol.

El proyecto incluye a zonas como la Mesopotamia, pero hasta ahora no fue implementado.
Desde épocas coloniales los argentinos usaban el combustible. En los 90 la capacidad quedó reducida a casi nada, pero hoy está en los planes volver al agricol.

Al mismo tiempo que un grupo importante está a favor hay muchas voces en contra. Temen que gran parte de las tierras fértiles sean destinadas a la caña.

Fuente: La República

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