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Vuelve a sembrarse girasol en el sudeste de la provincia

girasol-biodiesel-biocombusTras 19 años, Romagnoli destinará 400 hectáreas en Monte Buey. 

La zona centro del país se despidió del girasol hacia fines de los ’80. La intensificación agrícola de la mano de la soja reconvirtió los planteos de la región y no sólo expulsó a la ganadería, sino también al girasol. Ahora, la evolución de la siembra directa y los buenos precios hacen posible su regreso. 

Jorge Romagnoli, productor y presidente de Aapresid, volverá a sembrar girasol después de 19 años en su campo de Monte Buey. «En los primeros años en que el sistema de siembra directa tuvo su etapa de arraigo, el girasol no era lo suficientemente atractivo porque retornaba poca cobertura y eso lo ubicaba en una situación de menores condiciones de rentabilidad comparado con la soja», explica Romagnoli, que prevé sembrar unas 400 hectáreas de girasol en el sudeste de Córdoba.

–¿Qué cambió para que el girasol vuelva a cultivarse en esta zona?

–En los últimos años tenemos un nivel de rotación más amplio e intenso, con cultivos que ofrecen muchísima más cobertura. Ya no nos preocupa más la eventual cobertura que nos puede dejar el girasol; priorizamos la diversidad de cultivos siguiendo el propósito de aumentar la intensidad y la gama dentro de un sistema continuo en directa».

En la actualidad, la activa suba de precios lo hace aún más atractivo. En el sudeste de la provincia se conjugan campos que tienen una rotación intensa y de mucha cobertura, la necesidad de lograr un abanico más amplio de especies y un precio muy competitivo a partir de la tracción que sufren todos los oleaginosos por la demanda de los biocombustibles.

–¿En qué condiciones se integra el girasol al planteo agrícola de la zona?

–En la región lo están considerando en campos de inferior calidad, donde lo ven como un cultivo de menor inversión y menos riesgos comparado con otros, como el maíz. Pero en campos de alta aptitud agrícola y con el propósito de ampliar la diversidad de cultivos, nosotros estamos abriendo el camino.

–¿Qué superficie van a sembrar en esta campaña?

–Estamos pensando hacer unas 400 hectáreas de girasol en suelos con trigo y sorgo de segunda como antecesores. En ese esquema, consideramos que luego podemos volver a cultivos de fines de verano, si es que logramos hacer la cosecha lo suficientemente anticipada. También pensamos en colzas o cultivos de invierno como cebada para intensificar la rotación.

–¿Cómo será implantado?

–Estimamos, según las temperaturas que se vayan dando, sembrar a fines de agosto o principios de setiembre. Vamos a ver cómo se presenta el año y en función de las temperaturas que se den en esas fechas decidiremos el momento de siembra. Tenemos un abanico de materiales, pero pensamos incluir alto oleico, convencional y materiales con tecnología CL (Clearfield, para el control de malezas).

–¿Y el manejo?

–Los cuidados estarán marcados por el ajuste adecuado en el manejo de la nutrición, ya sea en las instancias previas como durante el cultivo. En lo posible, vamos a tratar de acompañarlo con colmenas para incentivar la polinización. Los riesgos en esta región tienen que ver con altas precipitaciones muy próximas a la temporada de cosecha o floración. El otro factor a analizar es el vuelco por viento.

En cuanto a nutrición, pensamos seguir un programa de ajuste de reposición en función de los cultivos que incluye la rotación, básicamente azufre, fósforo y nitrógeno. La cosecha estimamos que se dará en enero –los materiales más cortos a mediados de ese mes–, y el resto a fines o comienzos de febrero. Todo dependerá de las temperaturas medias y de las del suelo.

Oportunidad

–¿Cuánto pesa el precio actual del girasol en la decisión de incluirlo en la rotación?

–El factor precio no es lo más importante. A menos, claro, que tenga una caída de la mitad de su valor actual, cosa que es poco probable. Además del factor precio, consideramos que el girasol será un componente importante dentro de nuestro planteo de rotación. Más allá de diversificar riesgos desde el punto de vista económico; desde lo agronómico, el girasol corta los ciclos de gramíneas puras (maíz, trigo, sorgo, cebada) con una compuesta (girasol, colza), que nos permite transcurrir más tiempo entre gramíneas de invierno o de verano; también corta los ciclos de leguminosas, como la soja en nuestro esquema.

–¿Cuáles son las expectativas de rendimiento?

–Los rindes en esta zona podrían alcanzar un piso de 2.500 kilos por hectárea, con un potencial de 3.000 kilos si las condiciones de alta humedad no nos complican con enfermedades o el viento no genera problemas.

–¿Qué recomienda tener en cuenta a la hora de evaluar la incorporación del cultivo a la rotación?

–Creo que el girasol es viable en los esquemas que tienen asegurada la cobertura del suelo, en aquellas situaciones en las que el suelo esté muy desnudo no lo recomendaría, porque el posterior rastrojo es de fácil descomposición y para las lluvias de otoño, que en esta zona son importantes, puede generar riesgos de erosión.

Especial Vilma Beloso
Fuente: La Voz del Interior

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