biocarburante

Biocarburantes, etanol y biodiesel en España

Tendrá que abordar desde la presidencia de la UE el debate sobre el antidumping y fijar objetivos anuales más allá de 2011.

Industria no le acaba de quitar a España las ‘manchas’ de los biocarburantes.

Transpuso tres años tarde la Directiva de la UE, olvida el objetivo del 7% que pide la patronal para 2010 y la CNE sólo emitió 45.000 certificaciones del millón que tenía previsto

A pesar de que la capacidad de producción se ha incrementado en un 46%, las plantas de biodiésel producen al 20% y el bioetanol no cumplen el objetivo de 2009.

Javier Aldecoa.- Pasan de las incertidumbres y apuntan al despegue en 2010.

Creen haber dejado atrás dos años de travesía del desierto a la que el informe Biodiésel Presente y Futuro de Infinita Renovables -principal productor de España- le pone ahora dimensiones. El sector de los biocarburantes mira al porcentaje de producción sobre la capacidad instalada: el 20%, más del doble del último año. Y resucita programa a medio plazo la posibilidad de que España pueda liderar el mercado del biodiésel a nivel europeo, pero será con todos los vientos de cara de Moncloa. España es el segundo productor, líder en investigación y desarrollo, y el sector de los Veintisiete que más ha mejorado la producción en 2009, pero sólo aprovecha el 20% de su capacidad. Industria se ha olvidado de concretar la obligación de biocarburantes del 7% para 2011 prevista en el Plan de Ahorro y Eficiencia Energética 2008-2011 que la APPA le exige. Su ‘miopía’ -lo denuncia la patronal- ha tenido que ver en la falta de contención del dumping. Y la CNE deja al sector entre la pared del mercado y la espada de la regulación: los operadores petroleros sólo han conseguido 45.000 certificados de cumplimiento del millón pendiente para 2009.

La patronal miró a Industria para explicar el peor ejercicio de su historia, en 2008, cuando a pesar de que entraron en funcionamiento una docena de instalaciones que multiplicaron por 2,5 la capacidad productiva hasta cerca de los tres millones de toneladas, las ventas sólo alcanzaban las 190.000 toneladas, lo que supuso emplear apenas el 9% de la capacidad instalada. Y todavía hoy el sector no le quita la vista de encima ni al ministro ni a la CNE.

Aún lleva algunos de sus apellidos la ‘excepción española’, ésa que aún no sintoniza el consumo del bioetanol y al biodiésel ni su producción real con la capacidad instalada del sector nacional y el horizonte de las obligaciones que marca la UE. Una que puede poner en cuestión el futuro de 55 plantas nuevas ya previstas en España – con 6 millones adicionales de biodiésel y una inversión de 1.800 millones. Y es que según los cálculos de Infinita, aunque la capacidad de producción en España se haya incrementado en un 46% en el último año y el número de fábricas de biodiésel se haya multiplicado por siete, sólo producen al 20%. Las empresas piden que aclare los objetivos para el próximo decenio, que acelere la ejecución de las certificaciones y que se sume a la UE en la persecución del dumpimg argentino.

Solamente el 5% de las gasolineras españolas sirven biodiésel sin mezcla. Nada nuevo. Ya desde marzo, la patronal de biodiésel APPA Biocarburantes alertaba de que «la mitad de las 36 plantas en España se encontraban paradas mientras que casi todas las restantes funcionaban a un 9% de su capacidad». Y como advierte la Asociación de Productores de Energías Renovables, sólo si los operadores petrolíferos aumentan el uso de biocarburantes se podrán cumplir en el primer semestre de 2010 los objetivos que la industria dejó pasar de largo en 2009: la mezcla de biocarburantes en los combustibles de automoción equivalió en el primer semestre al 2,97% de la potencia calorífera, frente al horizonte del 3,4% para el conjunto del año 2009 fijado en la Ley 12/2007 y la Orden ITC/2877/2008, del 9 de octubre. Más ahora que en los próximos doce meses, el suelo de las obligaciones que Bruselas impone a todos los Veintisiete se eleva hasta el 5,83%.  Si hasta ahora en el biodiésel cumple el objetivo con el gasóleo, 3,25%, no ocurre lo mismo con el bioetanol en la gasolina (1,87%).

Nada que no suceda desde el descenso del boom de los biocarburantes en 2007 en el resto de un continente marcado por el frenazo alemán, el suspenso del bioetanol ibérico y la influencia como elemento distorsionador de Argentina. Europa ha multiplicado por diez su producción desde 2000 y conserva su posición de líder en biodiésel con el 64% de la producción, seguida de América, con el 32%, y de Asia, con el 4%, pero según datos de la European Biodiesel Board (EBB), sólo el 50% de las 276 plantas de biodiésel -con una capacidad de producción instalada de 21 millones de toneladas- permanecen activas. Las cosas no pintan mejor en el bioetanol, ya que según los datos de EurObserv’ER, la producción de los Veintisiete, en el mejor de los casos, fue de 2.816 millones de litros (EBIO), menos de la mitad de la capacidad, que asciende a 6,083 millones de litros. El mismo ‘paisaje’ que perfila el último informe de EurObserv’ER sobre consumo y producción de biocarburantes en la Unión Europea (UE) – Biofuels Barometer-: el frenazo en el sector  hace que el observatorio pronostique un incumplimiento de los objetivos del 5,75% de participación en el transporte para 2010: aunque los Veintisiete redoblan sus esfuerzos sólo alcanzarían el 5,3%, no el 5,75% que establece la directiva comunitaria para los próximos meses, muy lejos del 10% del consumo de energía en el transporte en 2020, que requeriría entre 30 y 35 millones de toneladas.

OBJETIVO: LIDERAZGO EUROPEO

Creyeron en el ‘boom’ que apadrinó el propio ministro y que incubó Cristina Garmendia. Ahora, los productores de biodiésel y etanol se suben a la catapulta de la Comisión Europea, que ha mantenido su apoyo en la Directiva de Energías Renovables, con la obligatoriedad de que estos nuevos carburantes supongan un 10% del consumo total en el transporte en 2020 y a los aranceles  para evitar las importaciones subvencionadas en origen y en destino, como las de EE UU. España es el país de la UE que más ha incrementado su capacidad para producir biodiesel durante 2009: en sólo cuatro años el número de plantas se ha multiplicado por siete (ahora hay 53) y el crecimiento de la capacidad productiva ha sido de un 2.970%, hasta los 4,3 millones de toneladas al año. Ya es el segundo mercado de los Veintisiete con mayor capacidad, por delante de Francia e Italia, pero a pesar del retroceso germano en 2009- la eliminación de las exenciones de impuestos a los biocarburantes y la rebaja de la cuota de obligación-, no podrá arañarle el liderazgo comunitario y mundial a Alemania que superará este año los 5 millones de toneladas, un 40% más que el mercado nacional. Se lo recuerdan al Ministro Sebastián a la espera de que defina su futuro hasta 2020. La industria de biocarburantes mira al horizonte común del Viejo Continente -una participación del 14% de la bioenergía en el mix energético para 2020- y oye la demanda que acaba de hacer la CE -invertir 9.000 millones de euros en bioenergía hasta 2020, la quinta parte de lo exigido en tecnologías de bajo nivel de emisión de carbono-  pero al sur de los Pirineos respira por las heridas de los agravios comparativos con los Veintisiete: la APPA Biocarburantes no lo hará antes de que Industria supere una ‘miopía’ que ha permitido al dumpimg americano hacer del mercado español su oasis y alejar aún el consumo de biodiésel del objetivo del 2,5% para 2010. La patronal ya ha pedido al Ministerio que las obligaciones de mezcla de biocombustibles en los carburantes fósiles sólo se puedan cumplir con biodiésel y bioetanol fabricado en la UE. Además, solicitan a las comunidades autónomas y otras autoridades que fomenten medidas que supongan el incremento de la demanda por encima de las obligaciones de mezcla.

Quiere hacer del sector de las renovables su aliado forzoso. Sebastián saca pecho en los halagos de Obama. Junto a Garmendia se han colgado las medallas de los fabricantes y las empresas, en producción y en desarrollo científico, ahora que España lidera algunas de las investigaciones en la segunda generación de biocarburantes y que el Centro Multidisciplinar de Innovación y Tecnología de Navarra (Cemitec) de la Fundación Cetena ha sido validado por el Institute for Reference Materials and Measurements (IRMM) de la Comisión Europea como centro de referencia en biodiésel. Lo hacían en el balance del proyecto PIIBE  (Proyecto de Investigación para el Impulso del Biodiesel en España) que ha capitaneado el Centro de Tecnología de Repsol en Móstoles durante 4 años con la participación de 15 empresas y 23 centros de I+D.  Ya en el bautismo de la Orden Ministerial que pone de largo la obligación de los operadores petroleros de llegar al 3,4% de los carburantes del transporte, prometían multiplicar por seis la penetración de los biocarburantes en el mercado español en los próximos cinco años. Con las cantidades de biocarburantes que se están utilizando, el año pasado se evitaron más de 1,6 millones de toneladas de CO2 equivalente a la atmósfera.

Si en 2010 se cumplieran las previsiones del PER, esta cifra se elevaría hasta 4,8 millones. Pero la ‘marcha verde’ del bioetanol y el biodiésel aún se tropieza en las barreras del Ministerio y de la CNE, las demoras regulatorias, los problemas de financiación en la ejecución de la Directiva Europea y sus barreras arancelarias.

Ni sus ventajas fiscales -ni el biodiésel ni  el bioetanol pagan el impuesto especial de hidrocarburos- ni la apuesta de las empresas del sector, ni el aumento del consumo en los últimos tres años (entre 2007 y 2008, se duplicó y en el primer semestre de 2009, el consumo de biodiésel ha alcanzado las 388.816 toneladas)  opacan que el mercado local se resiste aún y que las posibilidades de exportación son muy bajas a un vecindario europeo que sí ha levantado las murallas de la protección a la producción local, o los muros de la experiencia y la competitividad, como Alemania.  La diferencia de costes con el producto foráneo (hasta 2.000 euros en cada cisterna) nutre aún las dificultades para vender el biodiésel y, a falta de un acuerdo con las grandes petroleras que les permita distribuir el producto en la mayor parte de las estaciones de servicio, delimita la geografía de muchas productoras a empresas de transporte y a algunas gasolineras libres.  Pero no son ni los escollos de la distribución y venta –el 80% de las estaciones de servicio pertenece a grupos petroleros- ni las estrecheces de uno de los mercados menores de la Unión Europea los que anclan las líneas rojas del biodiésel español y las expectativas del bioetanol. El sector sigue aún enredado en el ‘Triángulo de las Bermudas’ que Miguel Sebastián no ha querido conjurar aún, uno acotado por la ‘miopía’ de la CNE -los retrasos de sus procesos de antidumping primero y de certificación después- y las lagunas de los calendarios de Industria, las demoras de su regulación y de los objetivos oficiales de producción de biocarburantes. Un impasse en el que han enraizado, a contracorriente Abengoa como primer productor en Europa y quinto del mundo, con tres centros productivos en España y Acciona, pionera en proyectos con microalgas y biodiésel de segunda generación.

LOS OLVIDOS Y DEMORSA DEL MINISTERIO DE INDUSTRIA

A Miguel Sebastián ya le sacó los colores del biodiésel hasta el Senado, con el apoyo unánime de todos los grupos, incluyendo -para dolor del ministro- todos los escaños socialistas. La moción aprobada por la Comisión de Industria, Turismo y Comercio en el primer semestre del año no sólo instaba al Gobierno a definir de una vez por todas las cotas de obligatoriedad del uso de biocombustibles en 2020 -y en cotas anuales hasta entonces-, sino a afinar  el control de las importaciones de EE UU, si quería garantizar la supervivencia del sector a medio plazo. Industria llegó más de cuatro años tarde respecto al la UE a las obligaciones de la directiva europea 2003/30/CE. Sólo la Ley 12/2007, de 2 de julio fijó por primera vez objetivos de consumo para 2008, 2009 y 2010 (1,9%, el 3,4% y el 5,83% del contenido energético conjunto de gasolinas y gasóleos comercializados con fines de transporte) y más tarde aún a la Orden ITC/2877/2008, del 9 de octubre, que concretaba las obligaciones específicas y separadas de consumo de biocarburantes sobre la gasolina y el gasóleo.

Con una mano, el Ministerio ha alentado la obligación de la producción y la mezcla -un 3,4% en 2009 y el 5,83% en este ejercicio- gracias a la reforma de la Ley de Hidrocarburos y el desarrollo posterior de la orden desde el 1 de enero, pero con la otra, hace la vista gorda a las lanzas ajenas. Industria se ha ‘olvidado’ de concretar la obligación de biocarburantes del 7% para 2011 prevista en el Plan de Ahorro y Eficiencia Energética 2008-2011 que la APPA le exige, un 10% de biodiesel para 2011 según los cálculos del informe Infinita Renovables. Y aún no ha respondido a la Federación Europea de productores de biodiesel (EEB, en sus siglas en inglés) su petición de crear un certificado especial que garantice que los cultivos u otra materia prima empleada en los biocarburantes tengan un origen ’sostenible’ o respetuoso con el medio ambiente. El artículo 7 de la Orden Ministerial establece la obligación de acreditar «la sostenibilidad del biocarburante en los términos que se establezcan, teniendo en cuenta la calidad, el origen de las materias primas y la evaluación ambiental de los cultivos», pero de momento, sólo introduce este concepto europeo, pero habrá que esperar a la transposición completa y el desarrollo de la directiva de la UE para saber cómo se llevará a cabo. Los productores de biodiésel españoles piden que, como otros países -Francia, Portugal, Italia-, los productos importados con precios ventajosos no se tengan en cuenta para las exenciones fiscales con las que se fomenta el cumplimiento de los objetivos de uso de estos combustibles verdes y ponen los ojos en Moncloa para que obligue a las gasolineras a poner a disposición de los consumidores mezclas de combustibles fósiles con un alto porcentaje de biocarburantes, como ha hecho Suecia.

Los operadores de productos petrolíferos deberán cubrir un porcentaje de biocarburantes en función de sus ventas de gasolina y gasóleo. Lo pueden hacer como quieran -mezclando biocarburantes en toda la gasolina y gasóleo que vendan, poniendo surtidores especiales de biocarburantes (con mezclas superiores) o incluso comprando certificados a otros operadores- pero la ley los obliga a acreditar cada tonelada de combustible fósil que ponen en el mercado y las mezclas en biodiésel y en bioetanol. Nada en lo que hasta ahora el Ministerio de Miguel Sebastián haya acompañado su ritmo: aunque el 25 de febrero, la Comisión Nacional de Energía aprobó la circular 2/2009, “por la que se regula la puesta en marcha y gestión del mecanismo de fomento del uso de biocarburantes y otros combustibles renovables con fines de transporte”, el nuevo proceso de certificación de las mezclas de biocarburantes sólo comenzó en octubre, más de un año después de la aprobación de la orden de obligación y nueve después de su entrada en vigor.

No tuvo el personal ni el sistema informático necesario para empezar a cumplir con esta regulación hasta el 14 de octubre. Y lo hizo por la puerta de las limitaciones de la CNE.

Nada que no hubiera advertido el regulador -para disgusto de Miguel Sebastián- en más de una ocasión y por la puerta oficial ante Castellana 160.  La CNE sólo ha podido aprobar, al cierre de año y todavía de manera provisional (no cien por cien efectiva) la anotación en cuenta de los primeros 45.223 certificados -8.089 en gasolina y 37.134 en diésel- los correspondientes a enero de 2009, apenas un 5% del total, lejos del millón que debía haber estado resuelto antes de los primeros sones de 2010 – cifra que -según los cálculos del propio regulador- debería duplicarse en 2010- con un valor aproximado de 371 millones de euros. El Ministerio deja entre la espada de las obligaciones y la pared de las zozobras del regulador a los 59 sujetos obligados como por 29 almacenistas y productores de biocarburantes. Y le atrasa el reloj no sólo a la seguridad del consumidor, sino a un mercado previsto de 700 millones de euros, en el que el Gobierno obliga a las empresas ‘incumplidoras’ a pagar  350 euros por tonelada no comercializada y hace de la CNE el distribuidor de ese dinero proporcionalmente entre las que pusieron más biocarburantes en el mercado.

LA ‘MIOPÍA’  DEL REGULADOR

No es la primera vez que la Comisión llega tarde al tren de los biocarburantes europeos: Bruselas obliga a que cualquier litro de biodiésel que entre por las fronteras de la UE tenga que pagar un recargo añadido y que las empresas estadounidenses paguen entre 208 y 237 euros por tonelada exportada en los aranceles más elevados. Industria les sirvió en bandeja, en marzo, la aprobación por parte de la UE de aranceles contra el biodiésel procedente de Estados Unidos -que las industrias del sector esperaban desde 2007- pero el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio no sólo dilató en exceso la tramitación de la orden de obligación de biocarburantes, aprobándola sólo dos meses y medio antes del inicio de su aplicación pese a haberla presentado más de un año antes. La patronal recuerda que la CNE, que no fue previsora, no tuvo hasta octubre medios para el control del dumpimg a los biocarburantes y que los ministerios de Economía y Administraciones Públicas congelaron las partidas específicas y la autorización de la contratación y el control no fuera completamente efectivo al sur de los Pirineos durante varios meses. Desde entonces, el sol del ‘dumping’ se ha colado en nuevas grietas del mercado comunitario. Si la erosión nutrida por las importaciones subvencionadas a bajo precio desde los EE UU (con la catapulta de un crédito fiscal de 300 euros por tonelada) copó dos tercios del consumo en 2008 y lastraron a un 10% de su capacidad el despegue del biodiésel nacional -hasta entonces carente de mecanismos legales internos de protección- ahora es la sombra de Argentina la que resulta cada vez más alargada: su biodiésel se vende en España por debajo del precio de coste.

Su régimen fiscal –advierte Infinita- con gravámenes más bajos en exportaciones de producto terminado respecto a la materia prima, sumada al trato ventajoso (arancel 0%) que reciben en la aduana los productos argentinos por las medidas del Sistema de Preferencias Generalizadas de la UE para países en desarrollo ha provocado durante los últimos meses, la importación masiva en Europa.. A finales de julio, la European Biodiesel Board (EBB) ya avanzó que “está distorsionando el mercado por su régimen de impuestos a las exportaciones de biodiésel”. La firma suizo-alemana Biopetrol ha llegado a pedir a la UE que actúe rápido y de la misma manera que lo hizo con Estados Unidos, con las importaciones subsidiadas desde la tierra de los Kirchner. Se lo apunta en la lista de sus ‘penidentes’ Miguel Sebastián. La presidencia española de turno de la UE tendrá que definir este semestre si –a pesar de las promesas a la Casa Rosada y los acuerdos de Asociación que esperaba lanzar con Bruselas- impulsa nuevas líneas rojas para los biocarburantes australes. Ya han empezado a demarcar el camino que prometen seguir, con sus propias subvenciones, los de Malasia e Indonesia.

Fuente: ICNR

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