Combustibles «bio» en la mira de todos

encuentrolulabushBrasil quiere mantenerse a la vanguardia en el desarrollo de combustible de origen renovable y ha empezado, a escala industrial, una nueva tecnología de producción de biodiesel que introduce aceites vegetales en el proceso de refinación de productos petroleros.

¿Qué tienen en común el aceite vegetal, los desechos, la caña de azúcar, el maíz y las oleaginosas? Con todos ellos se puede elaborar combustibles «bio», en la mira de un creciente número de países preocupados por el alto precio del petróleo y el calentamiento climático.

El etanol, el biodiesel o distintos tipos de aceites, que podrían a largo plazo sustituir a gran escala la gasolina y el gasoil en los transportes, están en el centro del debate sobre energías alternativas o más «limpias», que buscan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la mayor parte de las cuales proviene de la quema de combustibles como gas natural, petróleo o leña.

Señal de este interés es el anuncio la semana pasada de Brasil, Estados Unidos, China, India, la Comisión Europea y Sudáfrica de la creación de un Foro internacional de biocombustibles para trabajar por el desarrollo y la expansión de este tipo de carburantes.

Varios países del hemisferio ya adoptaron marcos regulatorios para los biocombustibles: Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Jamaica, Paraguay, Perú y República Domincana (más Honduras y Nicaragua sólo para el biodiesel). En Paraguay, la gasolina contiene un 18 por ciento de alcohol.

Por biocombustible se entiende un combustible de origen biológico obtenido a partir de restos orgánicos, una fuente casi inagotable de energía.

Uno de ellos es el etanol (alcohol etílico), que en Brasil, pionero en la producción de este combustible, representa ya alrededor de 40 por ciento del carburante usado en los automóviles, gracias a los denominados motores flex, que usan indistintamente gasolina o etanol en cualquier proporción.

El 70 por ciento de la producción mundial de etanol -menos contaminante y más barato que la gasolina- está concentrada en Brasil, que lo elabora a partir de la caña de azúcar, y Estados Unidos, donde se produce a partir del maíz. El carburante promete así estar en la agenda de los presidentes brasileño Luiz Inacio Lula da Silva y estadounidense George W.Bush cuando se reúnan el viernes.

Brasil, que quiere mantenerse a la vanguardia en la materia, comenzó en 2003 a desarrollar otro combustible de origen renovable, el biodiesel, producido a partir de oleaginosas, y empezó el año pasado a probar a escala industrial una nueva tecnología de producción de biodiesel, H-Bio, que introduce aceites vegetales en el proceso de refinación de productos petroleros.

Este procedimiento permite producir un combustible con menor contenido de azufre y de mejor calidad, mediante el uso de aceites vegetales (de soja, ricino o girasol, entre otros) junto a destilados del petróleo.

No es el único país interesado en los aceites vegetales. Perú, por ejemplo, prueba desde hace un año el aceite vegetal natural como alternativa al petróleo en motores generadores de energía eléctrica, en un proyecto patrocinado por organismos de cooperación alemana.

Los usos de los aceites han sido promovidos en forma individual por ecologistas. En California, ya en 2005 un grupo de ecologistas instaló una pequeña estación de servicio en la ciudad de Berkeley para vender un biodiesel totalmente natural, obtenido a partir de aceite para freir usado, mientras que el año pasado dos jóvenes estadounidenses se lanzaron a recorrer América con un camión que consume exclusivamente aceite de cocina y desechos animales y vegetales.

También a pequeña escala, una empresa brasileña comenzó el año pasado a producir biodiesel a base de grasa de pollo. De todas formas, aún queda mucho camino por recorrer.

Según Mario Seixas, secretario ejecutivo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la sustitución del petróleo por este tipo de combustible nunca será total, porque «la cantidad de tierra disponible es limitada». Seixas advirtió en noviembre en un Foro Internacional de Agroenergía y Biocombustibles en Brasilia que por eso hay que acelerar la llegada de los biocombustibles de «segunda generación», que permitirán una conversión exhaustiva de la biomasa (residuos, paja, etc) en energía.

Otro problema será el incremento de la demanda -y en consecuencia de los precios- de azúcar y oleaginosas para la elaboración de biocombustibles, lo que aumentará los precios de los biocarburantes y les hará más difícil competir con el petróleo.

Por su parte, movimientos sociales radicales latinoamericanos se pronunciaron contra los biocombustibles en nombre de la «soberanía alimentaria» y sostuvieron que mantendrá los «tanques llenos» a costa de «barrigas vacías».

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/

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